domingo, 21 de febrero de 2010

SOLA. Juan de Dios Peza

Gracias, pero vuelve al coche;
ya mañana me verás,
Adios...!que bueno es Tomás¡
Partió al fin, Que horrible noche¡
La ciudad semeja en calma
Un gran sepulcro vacío,
Y corre un aire tan frío
Como el invierno del alma.
De mi vida turbulenta
No hay quien las penas comparta,
¿Qué me han traído? una carta
Unas flores y una cuenta.
Es cuenta de la modista
Ochenta duros, bien poco
Ya lo pagará ese loco
Del viejo capitalista.
Rechazan la ancianidad
Muchas mujeres, !Torpeza¡
No hay que mirar la cabeza
En la bolsa está la edad.
Estuvo el baile esplendente,
Pobre Tomás, me introdujo
Al salón y se produjo
Gran alarma entre la gente;
Las damas encantadoras
me vieron mal, era claro,
No tiene nada de raro
Es natural, son Señoras.
Cada cual hizo una mueca
De disgusto y de estupor
Así lo exige el pudor
!Que palabrota tan hueca¡
Los jóvenes me miraban
De soslayo y sonreían...
Y todos me conocían
Pero no me saludaban.
Hombre caprichoso y vano
Que a solas llora conmigo,
Pero enhabiendo un testigo
Ya me retiras la mano.
Y culpas mi liviandad
Y me declaras proscrita,
Sin dar nada, todo quita
La hipócrita sociedad.
La mujer, enigma eterno
Dios cual flor formarla quiso
Con hojas de paraiso
Y matices del infierno.
!Cuando a un abismo sin fondo
ruedan la flor y el perfume
En silencio lo consume
Lo más negro y lo más hondo¡
Ya no hay nada que me asombre;
Mi perdición fué un desliz,
Yo en un tiempo era felíz
Y tuve posición y tuve nombre.
He aqui la sola cuestión
Y el problema arduo y profundo;
-Todo lo dan en el mundo
El nombre y la educación.
Ni el talento ni el trabajo
Por más que el sabio lo escriba
Los astros están arriba
Y los guijarros abajo.
Mi gracia cautivadora
Gracia propia de mi edad,
Fué para la sociedad
La manzana tentadora.
Caí al abismo, rodé
Por ser débiles mis alas,
Y perdí todas las galas
De la virtud y de la fé.
Ninguno se reconcilia conmigo
Conmigo, mundo cruel
Tengo un hogar ! el hotel¡
!La humanidad por familia¡
Vivo sola, abandonada
De cuantos ayer me amaron
Lo que tuve lo arrancaron
De mi amor, ! no tengo nada¡

Mis padres ¿Vivirán hoy?
Tal vez existan aquí,
Tienen verguenza de mí
Y yo por muertos los doy.
Diez años hace que un día
A mi madre logré ver,
Y le grité - Madre Mía¡
A sus pies caí de hinojos
Era la calle, nos vieron,
Y sobre mi faz cayeron
Las lágrimas de sus ojos...
!Bésame¡ le dije -Madre-
Que de sufrir estoy harta,
Y ella dijo !aparta¡
Que estas manchando a tu padre¡
El rostro descolorido
Toda trémula echó a andar
Y solo alcance a besar
Las orlas de su vestido.
No me tuvo compasión
Y no escuchó mi lamento;
Yo quedé en el pavimento
Extraviada la razón.
De nada cuenta me dí
Y en aquel vértigo insano
No sé quien me dió la mano
Ni quien me trajo hasta aquí.
Cuando por aquella puerta
De nuevo a este cuarto entré,
!Ya soy huérfana,grité¡
!Hasta mi madre está muerta¡
¿A quien me quejo? ¿a quien llamo?
Al aire doy mis suspiros
Y el aire en revueltos giros
Se los lleva....
¿Y este ramo?
¿Quien me obsequiará con flores?
Rosas de abril, purpurinas
No teneís tantas espinas
Como yo tengo dolores.
Y aunque rica de fragancias
Y perfumadas y bellas,
No sois puras como aquellas
Que yo cortaba en mi infancia.
No sois cual las madreselvas
Que en mi jardiincito había
!Oh recuerdo de alegría¡
Ya no vuelvas ya no vuelvas...

Una vez hallé a un anciano
En la calle frente a frente,
!Era mi padre¡ imprudente
Le quise besar la mano;
Con semblante duro y hosco
Mi pretención rechazó
Y con voz agria exclamó:
"!Aparta , no te conozco¡
Ví en su mirada un infierno
de pena amarga y sombría,
Así en el último día
!Verá a un réprobo el Eterno.

Con que tristeza retiña
Su acento en todo mi ser,
No me quizo conocer
El que me arrulló de niña.
El que cifró su fortuna
En mirarme y consentirme,
Aquel que para dormirme
!Cantaba junto a mi cuna¡
El que ufano me llamaba
el tesoro de su hogar
Y que al mirarme llorar
De susto y dolor temblaba.

!Oh placeres sin engaños¡
Mi hogar tuvo un festín regio
Saqué un premio en el colegio
Cuando contaba diez años.
Mis padres con natural
Regocijo, me esperaron
Y al mirarme me abrazaron
Con efusión celestial.
Yo llegué de gozo llena
Con todo el rostro encendido
Con un velo y un vestido
Blancos como una azucena.
De mi vida a los autores
!Tomad mi premio exclamé¡
Y a mi padre le entregué
Un diploma y unas flores.
Bien, repuso, hija querida
Dios más dichas te conceda
y !Toma¡ me dió una moneda
!La más santa de mi vida¡
Era un escudo de peso
Al dármelo, me besó,
Yo era una niña y me encantó
Mas que la moneda, el beso.

Cuando al abismo caí
Como al fango la flor rueda,
Me dije que esta moneda
No se apartaría de mí.
Y llegué averme muy pobre
Tan pobre que cierto día
Mi capital consistía
En dos centavos de cobre.
En mi amargo padecer
Salí mi pan a buscar...
Y..no sé si salí a pecar
!Para encontrar qué comer?
En el dintel de mi puerta
Encontré medio dormido,
Desmayado, entumecido
Con la tez pálida y yerta;
Un niño que con afán
Me miró...lloró un momento
Y temblando y sin aliento
Me dijo al fin: Quiero un pan¡
Me burlé de mi destino
Cual de un amo sus esclavos,
Dí al niño aquellos centavos
Y prosegí mi camino.
Cansada de tanto andar
Rendida a golpe tan rudo,
Me dije: Tengo un escudo
!Que bien me puede salvar¡
Pero juntó mi memoria
Al epílogo, el proemio...
¿Cómo perder aquel premio
Todo amor, Pureza y gloria?
De mi infancia ante el destello
Cogí el escudo sagrado
Que en un medallón guardado,
Lo llevo siempre en el cuello;
Y olvidando de mi suerte
La crueldad y la agonía,
Exclamé ! moneda mía¡
Antes morir, que perderte.
Salvé el tesoro sagrado
Este escudo envejecido
Con mis lágrimas ungido
Con mis besos, coronado.

¿Una carta me han traído?
veamos ¿ de quién será?
Ninguno me escribe ya
Todos me hablan al oído.
Conozco la letra, !sí¡
¿Seré víctima de engaños?
Hace muchos, muchos años
Que no se acuerda de mí;
Es su letra...si...evidente
Letra que en tiempos mejores
Me expresaba los amores
Del corazón inocente...
Y aunque la escribió convulso
Es su misma claridad,
!Pobrecito¡ no es la edad
La que hace temblar su pulso.
¿Qué me dirá? Dios bendito
Temblando estoy de temor,
Nunca sentí igual terror
Al romper un sobre escrito...

" Si soñaste alguna vez
Ver de nuevo letras mías
Estas,te envío en los días
Postreros de mi vejez.
Enfermo y desengañado
De prisa al sepulcro voy
Lo anhelo desde que estoy
Por tí sola, deshonrado.
A nadie amé como a tí
Y hoy me das infamia y lodo
En recompensa de todo
Lo bueno que yo te dí.
Próximo a desaparecer
Ya mis deudas he saldado
Y algo tuyo que he guardado
Te lo voy a devolver...
No esperes una fortuna
Que mi riqueza no es tanta
Es una reliquia santa
Que yo recogí en tu cuna.
Es lo que al mundo trajiste
En mis instantes más bellos,
Un rizo de tus cabellos
Que corté cuando naciste.
Si hubieras muerto aquel día
El rizo que guardé tanto
Hoy me hiciera verter llanto
Más no me mancillaría.
Hebras de tu misma trenza
Te las devuelvo, que así,
Ya solo guardo de tí
Algo eterno, !la verguenza¡

Compasión ! oh padre anciano¡
Perdón porque te ofendí
Ya que no me llega aquí
La bendición de tu mano.
¿Porque no viste en mi ser
La infamia y no me mataste?
¿Porqué no me sofocaste
Al momento de nacer?

Qué miro¡ !Ilusiones vanas¡
¿Es realidad o extravío?
Viene atado el rizo mío
A una guedeja de canas.
!Nieve de un volcán bendito
Que por mi culpa estalló
Yo se bien que te formó
Más que la edad, mi delito¡
Mi sien junto a su cabeza
Ni en la tumba ha de dormir,
Solo aquí se ha vuelto a unir
Con su virtud mi pureza.
¿Es castigo o es clemencia?
¿Cómo deja en esta vez
A la infamia la honradez
Su corona por herencia?
Con el corazón opreso
Sin paz, sin amor, sin fé,
Aquí que nadie nos vé
Llorando !oh padre¡ te beso.

Si entre las más livianas
Del infierno voy en pos
Que la bendición de Dios
Me llegué !con estas canas¡
Mundo¡ ignoras mi aflicción..
Ya amanece, que ironía,
!Entra a los cielos el día¡
!Y la noche...a mi corazón¡

UN DUELO. Juan de Dios Peza

Un cielo crepuscular, Un aire que manso juega Y un gran barco que navega Imponente en alta mar… Escuchad con atención Que están diciendo algo grave Los mejores que en la nave Forman la tripulación. _ ¡Un duelo! - grita violento Un joven - es una ley Que al flechero con el rey Iguala en cualquier momento. Es la prueba del valor, La justa de la lealtad, Crisol de la dignidad Y el espejo del honor… ¿Qué opináis? _ preguntó ufano El capitán a un discreto Viajero de todo respeto De barba y cabello cano… _Yo dijo el viejo sin alarde Del duelo soy enemigo. Y añade el joven amigo, -¡Porque seréis un cobarde! El anciano sonrió, Y sin tardar se compuso. Puede ser muy bien -repuso - Sabéis mucho más que yo… Pero un joven tan valiente Que viaja en mar borrascosa Con una hechicera esposa Y una chiquilla inocente. Se debiera refrenar Mostrando sus opiniones Porque hay ciertas expresiones Que se deben castigar. -Yo sostengo cuerda o loca Con suerte o sin esperanza Cada palabra que lanza Mi corazón por mi boca. Y no es jactancioso alarde Os lo digo sin recelo, Quien odia o rechaza el duelo Es a mi juicio, un cobarde. El anciano sin reparar A tal ofensa insolente Dijo respecto al valiente, -Capitán, voime a explicar: Haciendo en la historia acopio De duelos, he deducido Que más que el amor herido Lo resuelve el amor propio. El batirse en brava acción Pero en llegando a admitirlo Nos impelen a cumplirlo El nombre y la educación. 
Y por deber o capricho
Quien a batirse se obliga
Teme mas a lo que digan
Capitan, que a lo que han dicho

Mas hay en la vida escenas
Tan graves, tan imponentes
Que a los hombres mas valientes
Hielan la sangre en las venas. 
Y el que sereno camina Y sufre la grave afrenta Y las vence y la domina Sin hacer de bravo gala, Y sin que su arrojo asombre; Hace más que frente a un hombre Cambiar altivo una bala. - ¡Brava razón! ¡Buen hablar! Exclamó el mozo mohíno, Y siguieron su camino Navegando en alta mar. Lento corre día tras día El buque en marcha violenta Lo sorprende una tormenta En la noche más sombría. No da tiempo a abandonar La cubierta a los que estaban En ella, y que no esperaban Una acechanza del mar. El mozo y su compañera Bañados rostros y ropa, Se refugian en la popa Con una niña hechicera. Gira el barco, pierde el tino, La niña resbala, cae, rueda, El abismo la atrae Y le abre la mar camino. Rompe la madre a gritar Cual loca desesperada; El mozo no puede hacer nada Porque no sabe nadar. De pronto salta liviano Un hombre sobre las olas, que estaba sentado a solas En la borda, era el anciano. Que lanzando un grito fiero Que resonó en la extensión Dijo: " ¡Echad sin dilación Una boya, marinero! " Rompiendo el cendal de brumas Que la noche extendió espesa Logró al fin asir su presa Entre montañas de espuma. Y cuando al barco tornó Con la niña entre sus brazos Después de romper los lazos Que el abismo le tendió. El joven ante el anciano De rodilla agradecido Le ruega enternecido Consiente besar su mano. - ¿Qué queréis que yo os exija? - Dijo el Viejo, ¡Ganó el cielo! El mar me propuso un duelo Disputando a vuestra hija. Tuve el duelo que aceptar Y ya lo veis, he vencido, Por vuestra hija me he batido Arrancándosela al mar. Sigamos en paz los dos Que yo tan solo acepto un duelo !Sin más testigo que el cielo¡ !ni más padrino que Dios¡.

DIOS HARÁ LO DEMÁS. Amado Nervo

Que es inútil mi afán por conquistarte¡
que ni me quieres hoy, ni me querrás¡
yo me contento amor, con adorarte
!Dios hará lo demás¡

Yo me contento amor, con sembrar rosas
en el camino azul por donde vas,
Tú sin mirarlas, en su senda posas
el pié, !quizá mañana las verás¡

Yo me contento amor con sembrar rosas,
!Dios hará lo demás¡

EL MILAGRO QUE FALTABA. y Otros Pomeas de Federico Barrueto


Federico Barrueto.
Gran poeta Tacneño Federico Barreto, conocido tambien como "El Poeta del Cautiverio". Dario nos dice claramente que su soneto "Jaspe" tambien conocido como "Queja a Dios" fue convertido al vals bajo el titulo de "Aurora" y su soneto "Ultimo Ruego" bajo el de "Odiame" que se conoce como obra de Julio Jaramillo- injusto que no se reconozca el nombre del autor de la letra-.
Barreto fue hijo del Coronel Federico Maria Barreto y de doña Ventura Bustios,
nacido en Tacna, Peru el 8 de Febrero de 1886, prolífero poeta y mejor periodista, fue uno de los ardorosos abanderados del patriotismo, eso lo sabe bien su pueblo que lo ama, por eso buscan y recitan sus poemas. Emigra a la ciudad de Marsella, Francia, donde fallece un 30 de Octubre de 1929.

El milagro que faltaba. (sobre una parábola de Chocano)

Habló Jesús ante la turba inmensa
y dijo- Hermanos en verdad os digo
que el hombre debe perdonar la ofensa,
pues ver que la piedad dispensa
es muchas veces el mayor castigo.
!Quien levanta calumnia se condena¡
-exclamó después airado y tremebundo-
pero delinque más la humana hiena
que simulando indignación o pena
propaga esas calumnias por el mundo.

“El orgullo es inútil egoísmo
Que casi siempre acaba en pesadumbre,
Pues esta escrito por mi padre mismo
Que los de arriba rueden al abismo
Y los de abajo lleguen a la cumbre.

“Mantened la conciencia inmaculada,
Y pasareis la vida sin recelos;
Haced el bien sin interés de nada,
Y al arribar al fin de la jornada
Tendréis por premio el reino de los cielos!

Cesó de hablar el pálido vidente
y la turba incontable que le oía,
bajó transida de dolor la frente;

-un hombre nada más, malo o demente
rió con cínica ironía-
Jesús lo vió y con bondad sublime
dijo:"mi corazón con tu impiedad se oprime,
¿porqué te ríes cuando yo hablo?
!Dime¡
¿porqué te ríes siempre que predico?"

Aquellas frases suaves y dolientes
en las cuales vibraba algo tremendo,
aterraron a todos los oyentes;
- y el hombre impío contestó entre dientes:
Yo me río Señor, !porque no entiendo¡

Jesús, todo bondad, todo ternura,
oyó la confesión del vagabundo
y conmovido por su desventura
quiso alumbrar su inteligencia oscura,
haciendo un milagro más en este mundo.
Puso para ello su divina mano,
su suave mano que la luz del sol enciende
en la cerviz de aquel engendro humano
y dominando el grito del océano
- Entiende¡ dijo imponente -!Entiende¡

El infelíz vió luz en su conciencia
y ante los piés de Jesús cayendo
exclamó - !Señor¡ bendigo tu clemencia
!me has dado corazón e inteligencia¡
ya tengo a Dios dentro de mí,
! Ya entiendo¡

Veinte siglos del caso han transcurrido
y en este mundo en que el progreso asciende
aquel milagro, no se ha repetido;
porque nadie de nuevo ha conseguido
!Hacer que entienda el hombre que no entiende¡
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Ultimo ruego

Ódiame por piedad, yo te lo pido…
¡Ódiame sin medida ni clemencia!
Más vale el odio que la indiferencia.
El rencor hiere menos que el olvido.

Yo quedaré, si me odias, convencido,
de que otra vez< fue mía tu existencia.
Más vale el odio a la indiferencia.
¡Nadie aborrece sin haber querido!

En pago de esta saña desmedida
te daré el alma y ésta misma vida
que tu desdén,a pausas,me arrebata...

te daré todo lo que tú apetezcas¡
¿qué más quieres de mí? ya ves, ingrata
te ofrezco el alma, ¡porque me aborrezcas!
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Plegaria de Amor

Señor ¡Mi Dios! , yo te amo y te venero,
y hoy, de rodillas a tus pies rendido
una merced imploro, conmovido;
que hagas feliz a la mujer que quiero!

Yo padezco, yo lloro, yo me muero,
Nadie ha sufrido como yo he sufrido...
más yo nada para mí te pido,
¡la dicha de ella, es todo lo que espero!

Es tan buena Mi Dios, tan dulce y bella
que cuando caiga en el sepulcro helado...
¡sería en el Cielo tu mejor estrella!

Pero, no te la lleves de mi lado,
mira, todo cuanto tengo, ¡es ella!
¡No me quites,Señor, lo que me has dado!
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Piedad para ella..

No insultéis con saña de enemigo
a la mujer que en la social jornada
cae al antro del vicio despeñada,
y muere allí, sin pan y sin abrigo.

Yo la defiendo y en verdad os digo
que esa mujer, por todos ultrajada,
no es para mí, sino una desgraciada
¡más digna de piedad, que de castigo!

Vuestra crueldad con ella es desmedida,
si pecó ayer, está hoy arrepentida
y es natural que tenga fin su pena.

tendedle pues la mano y sin encono
decidle, como Cristo a Magdalena:
levántate Mujer... ¡yo te perdono!
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LA NODRIZA. José Ma. Eca de Queiroz

Mucho lloró la reina la muerte del monarca,
la muerte del monarca que sucumbió en la guerra.
Llorole como dueño, llorole como esposo;
pero el dolor más hondo de la afligida reina
fue por el padre amante del débil pequeñuelo,
más blanco que las nieves de la empinada sierra
más rubio que la espiga del trigo bien maduro,
tan bello y sonrosado que un sueño de inocencia.
Que es triste que la patria se quede sin caudillo
y es triste que la esposa su amor sublime pierda,
pero es mucho más triste que el principe heredero
que huerfanito y solo, junto a su madre queda
no tenga el cariño del padre que lo amaba
ni tiene quien luchando, lo ampare y lo defienda.
La lucha se aproxima, la lucha esta muy cerca
y es cierto que en la lucha falaz y traicionera
peligra la corona, porque un pariente rudo,
cual lobo de la selva,
quiere robarle al niño quitándole la vida,
el cetro y los tesoros, el trono y la diadema.

Por eso entre crespones que su viudez pregona
llora con amargo llanto la infortunada reina
la muerte del monarca, la muerte del esposo,
la muerte del buen padre, que sucumbió en la guerra

Dos niños duermen juntos y la nodriza vela,
En cuna doselada de espléndido brocado,
en cuna que es tesoro de encajes y de sedas,
reposa el principito cual las espigas rubio
y blanco cual las nieves, penacho de la sierra;
Y al lado de su cuna, en otra más modesta
descansa otro chiquillo de hirsuta cabellera,
un niño cuyo rostro tiene el color del bronce
un niño que es el hijo de la nodriza negra,
de la infeliz esclava que lejos de su patria
con palmas y arenales constantemente sueña
y adora a sus Señores y adora a los dos niños
y a los dos ofrece el jugo de sus venas.

Cuando despunta el alba, cuando la noche llega
doliente y amorosa la desdichada reina
ofrece sus caricia al príncipe heredero
y al pobre africancito de hirsuta cabellera.
Y noches y mañanas solícita y humilde
la esclava dulcemente a los nenitos besa,
hoy besa más al príncipe que al africano negro
pues la nodriza sabe que el hijo de una esclava
no corre los peligros que el hijo del monarca.
La esclava nunca olvida
que en los abruptos montes, al frente de bandidos
más fieros que las fieras, hay un malvado viejo
que su mandoble aguza para cegar airado
la cándida existencia del príncipe heredero
que es vida y esperanza de la bendita reina,
por eso la nodriza besando a los dos niños
al hijo del monarca con más cariño besa.

Un día tañeron las campanas, sonaron los clarines,
roncaron los tambores, gritaron los: "alerta",
luciendo como rayos tizonas bien templadas
corrió en tropel confuso la masa soldadesca;
ante el tremendo empuje de los bandidos bravos
cayeron destrozadas las rechinantes puertas,
y loco de ambiciones y hambirento de rapiñas
aquel pariente rudo cual lobo de la selva,
entróse en el palacio, dejando a sus espaldas
de crímenes y sangre las polvorientas huellas.
Los niños duermen juntos y la nodriza vela,
y al ver cerca el peligro, la esclava valerosa,
llegando hasta las cunas a los niñitos besa,
y lleva al Principito al lecho más humilde
y al hijo de su sangre calladamente acuesta
en la soberbia cuna cubierta de brocados
y orlada con encajes y vaporosa seda.
¡A tiempo se hizo el cambio!...
Pronto en la alcoba regia
entró el furioso tigre, entró el bandido fiero,
y arrebatando ansioso la codiciada presa,
llevóse al pobre niño que se encontró dormido,
¡dormido blandamente en cuna principesca!

Las tropas se rehicieron y en épico combate
cayeron los bandidos al fin de la refriega;
los nobles encontraron en manos del caudillo
como una flor sangrienta,
el destrozado cuerpo de un tierno pequeñuelo
envuelto entre ropitas de encajes y de sedas;
y en la pobre cuna, el Príncipe reía,
y al lado del niñito, todo delicadeza,
la augusta soberana secaba el llanto amargo
de la infeliz nodriza, de aquella esclava negra,
que ante su hijito muerto para salvar el trono,
doblaba la cabeza.

Llevaron a la esclava ante el tesoro regio
para que allí escogiese cuantiosa recompensa;
Allí brillaba el oro llegado de las Indias,
allí se amontonaban las más hermosas perlas,
allí las esmeraldas, zafiros y diamantes
brillaban cual estrellas,
y era el tesoro regio como un jardín de ensueño;
jardín donde las flores un mago trocó en gemas.
-Escoge lo que gustes, elige lo que quieras-
a la infeliz nodriza dijo la felíz reina.

Como la muerte triste, como la muerte pálida,
como la muerte mustia, como la muerte yerta,
la esclava entre sus manos tomó un puñal luciente,
riquísima presea con que un caudillo moro
comprara su rescate
al verse prisionero en lucha gigantesca.
-¡Bien eligió la esclava! -los nobles murmuraron -
y balbuciente y triste, con dolorosa queja,
dijo la humilde esclava,
dijo la esclava negra:
-Al príncipe he salvado, dejadme que me vaya;
el hijo de mi vida mi dulce amor espera;
ya es hora de que beba el jugo de mi seno
ya es hora de que alegre en mi regaso duerma-
!hundiéndose en el pecho el arma del Rey Moro¡
¡Rodó la esclava, muerta!

Eça de Quiroz

PANDERETA A Castilla. Pedro Mata

Beban otros las burbujas
de esa champaña extranjera
yo prefiero las agujas
del vino de la ribera.
Sin desdeñar lo extranjero
en vino y arte prefiero
lo netamente Español,
me gusta la manzanilla
las mujeres con mantilla,
el rasgar de una guitarra
bajo el toldo de una parra
en una tarde de sol.

Y en la austeridad severa
de una estancia Castellana
sorprender una mañana
toda el alma de Castilla
dentro de una serranilla
del Marquéz de Santillana;
o en la gracia soberana
de una estrofa de Zorrilla.

!oh Castilla, mi Castilla¡
mi rancio suelo español
mis romances de Zorrilla,
mi caña de manzanilla
hecha con hebras de sol.
Te aseguro que no envidio
otra Patria ni otros cielos
yo prefiero como Ovidio
el solar de mis abuelos.

Cambio toda la elegancia
de los vestidos de Francia,
todos los ricos tesoros
de sus joyas y sus pieles,
!por el ramo de claveles
que te llevas a los toros¡

Más que todos los sombreros
más que todas las diademas
que inventaran los joyeros,
me gusta la maravilla
del marco de tu mantilla
cuando te miro apoyada
sobre tu capa bordada,
tendida en tu barandilla
de delantera de grada.

Me gustas por lo arrogante
me gustas por tu constante
desplante de chulería,
!me gustas por cariñosa
me places por religiosa
me seduces por graciosa
y me encantas por bravía¡

Te quiero por tu alegría,
por tu gracia macarena,
por tu mirada serena
y tus labios de amapola.
!te quiero por Española
y te adoro por Morena¡

EXHUMACION. Augusto Ruz Espadas

De un oscuro rincón de mi escritorio
he sacado una caja carcomida,
ella contiene en su interior mortuorio
los más santos recuerdos de mi vida.
Y a la pálida lúz de una bujía
temblando de tristeza y de amargura
al evocar a la que fuera un día
objeto de mi dicha y mi ventura,
he profanado su interior sombrío
surgiendo de nuevo ante mis ojos
llenos de polvo y humedad, Dios mío¡
de mi cariño muerto, los despojos.

He visto como en un jirón del día
su cabellera de color oro,
recuerdo que al cortársela decía:
"comprendes si te quiero, si te adoro,
si soy tu esclava, si tan solo ansío
calmar tu pena y enjugar tu lloro
y por serte agradable ídolo mío
te he regalado mi mayor tesoro"

He sacado después, muy amarillas,
como negros fantasmas del olvido
las humildes y hermosas florecillas
que adornaban su seno estremecido;
cuando detrás de una pintada reja
y aspirando el aroma de las flores
yo le decía en amorosa queja
que era el único amor de mis amores.

Y he sacado después una cartera
donde guardo sus cartas amorosas
y he leído una sola, la postrera,
tan llena de quejas angustiosas.
Me dice en esa carta: "Dueño mío
que tú ya me olvidaste, me lo dice
ese silencio indiferente y frío
que observas para conmigo,¿Que te hice?
¿no te conmueve la tristeza mía?
¿no te llama a piedad mi amargo llanto?
¿no sientes compasión por tu María
que te ha querido y te quiere tanto?
Si supieras que triste estoy ahora
ya no brilla aquel sol de primavera,
ya no canta la brisa gemidora
ni hay naranjos en flor en la pradera.
Los días son amargos y las noches
tan negras y sombrías cual mi duelo,
las flores ya no abren delicados broches
ni fulguran los astros en el cielo.
Todo está triste porque no me quieres
todo está triste porque me has dejado,
amor, juventud, dicha, placeres,
han muerto para mí ¡dueño adorado!
Podrá escucharse el arpegio de las aves
se aspirará el aroma de las rosas
florecerán de nuevo los trigales
y otra vez volverán las mariposas,
pero aquellas mañanas deliciosas
en que sentados sobre aquella roca
yo desfloraba entre tus manos rosas
y tu besabas con pasión mi boca;
Esas no volverán !amado mío¡
!como no volverán mis ilusiones¡

Pero !basta¡ , adiós y si inconciente
he turbado tus sueños de ventura
haciendo desfilar en tu mente
el cuadro de mi horrenda desventura,
no te enfades por eso bien amado
y en nombre de tu vida, que es la mía,
te ruego con el pecho acongojado
!que no olvides jamás a tu María¡"

Algún tiempo después de recibida
esta postrera carta de María,
me conduje decidido un día
al caro suelo que la vió nacer;
y supe entonces con pesar profundo
que, enferma de tristeza y amargura
aquella que me quiso con locura
se fué del mundo para no volver.
y al dejar de nuevo aquella tierra
cuna y sepulcro de la bien querida,
quise darle mi eterna despedida
al ángel que me quiso con exceso,
me encaminé al solitario camposanto
y me arrodillé ante la tumba fría
que guardara los restos de María
!poniendo en ella un amoroso beso¡

!oh María¡ pobre vírgen inmolada
en aras de un amor sublime y santo,
al evocar tu vida malograda
vierten mis ojos ardoroso llanto;
yo fuí injusto contigo, no lo niego,
más, si es cierto que mi desvío
calcinó tu existencia con el fuego
del abandono y el olvido mío;
cierto es también que una azarosa vida
el destino fatal me ha deparado,
voy como nave sin timón, perdida
en medio del océano alborotado.

!Oh María, María, Vírgen pura¡
si aún conservas tu gran ternura
para aquel que adoraste aquí en la tierra,
ten piedad de mi alma adolorida
que sufre el dolor del rudo yugo,
mi abandona y mi crueldad olvida
y perdona !oh María¡ a tu verdugo.

Languidecen los astros en el cielo
se discipan las sombras, surge el día,
mi alma exclama en mi desvelo
! adiós mi muerto amor, adiós María¡
y tiritando de pavura y de frío
he tornado a guardar la carcomida
caja, que encierra en su interior sombrío
!Los más santos recuerdos de mi vida¡

MABEL . Alfredo Tamayo Marín

Cuando la vi pasar hermosa y bella
en la augusta opulencia de sus gracias
¿Quién es esa mujer? dije a un amigo
¿Quién es esa mujer que así me encanta?
Es Mabel- contestome sonriente
es una mujercita delicada
un sueño de amores, adorable,
pero no tiene corazón ni tiene alma.

Así la verás siempre por el mundo
alegre, satisfecha, enamorada,
siempre libre de penas y dolores
y riendo con sonoras carcajadas.
Donde quiera que está, huyen las penas
y en placeres y amor, nadie la iguala,
pero Mabel por más que es adorable
!no tiene corazón ni tiene alma¡

Recordando las frases del amigo
ante aquella mujer así juzgada,
al verla tan gentil y tan hermosa
al punto comprendí, que se engañaba.
No puedo concebir que una creatura
en cuyos ojos duermen las nostalgias
no tuviera una luz en el espíritu
para alumbrar queridas añoranzas.

Y una fiesta de locos desenfrenos
lograron mis pupilas contemplarla,
una noche de amores y de orgías
entre besos mojados de champaña.
Cuando Mabel saltando como loca
estruendosa reía a carcajadas,
mirándola a los ojos fijamente
y tocando mi cara con su cara...
Dí a mi labio un acento de ternura
procurando inspirarle confianza
y le dije con voz de enamorado:
!Mabel, me dicen que no tienes alma¡
Inclinó la cabeza pensativa
poco a poco le ví ponerse pálida
a medida que fueron penetrando
en su oído, punzantes mis palabras.
Y la luz fulgurante de su espíritu
la que alumbra placeres y añoranza
asomó por sus ojos, !cayendo en la copa
convertida en mil lágrimas¡
"Ves como río, canto y alboroto
como procuro amortiguar mis ansias
entregándome a todas las pasiones
con fiebre de mujer enamorada?
Pues bien, todo es mentira. De mis besos
solo el rumor se siente, mas se apaga
como la débil nota de un suspiro
perdida entre las calles solitarias.
Estos besos que nunca de mis labios
traidoramente hacia dentro pasan
pues si alguno se interna en mi pecho
!hay una fuerza oculta que los mata¡
Mis risas son las muecas del destino
que me obligan a reir a carcajadas,
más, te juro que llevo muchas sombras
!muchos dolores muy dentro de mi alma¡
En medio de las fiestas bacanales
en que causan placer mis carcajadas,
siempre surge del mar de mis recuerdos
la dulce Mabel !la que fuí en mi infancia¡
Evoco los instantes de ternura
de mi casita pobre pero honrada,
que se yergue a la orilla del arroyo
en la extensa planicie americana.
Evoco las caricias maternales
de aquella que fué mártir y fué santa
!Mi Madre¡ la que duerme para siempre
entre flores, al pié de la montaña.
Y entonces grito con furor salvaje
y todos se conmueven con mis gracias
!reina del amor, de orgías y placeres
con emoción los hombres me proclaman¡

Y gozan con el fuego de mis besos
que son martirios en mi carne helada,
pero tú que despiertas mis recuerdos
ahora ya sabes... !que yo tengo alma¡
yo tengo corazón y por tenerlo
!bebo el vino mezclado con mis lágrimas¡

Cuando la ví pasar hermosa y bella
en la augusta opulencia de sus gracias
¿tú ves a esa mujer? dije a mi amigo,
¿tú ves a esa mujer que así me encanta?
Es Mabel, la que triste y soñadora
ahoga su dolor en carcajadas
mas yo sé, que su vida es un poema,
!y que es toda corazón y es toda alma¡

EL BASTARDO. Clementina Gonzalez

De hinojos ante el Cristo Moribundo
de la severa y lóbrega capilla,
un Fraile está. En su actitud revela
dolor profundo, tristes sus pupilas
clava dolientes en la Santa imagen
y las lágrimas surcan sus mejillas.
No es un anciano, no, que sus cabellos
son negros y lustrosos como endrina
y en su pálido rostro se refleja
su juventud por el dolor marchita.
En el mirar sin brillo de sus ojos
sobre su frente pensativa y lívida
en sus exangües y marchitos labios
en sus mejillas pálidas y hundidas,
la cruel enfermedad que le devora
ha dejado sus huellas bien precisas.
Alza el fraile sus manos suplicantes
y su lúgubre voz, en la capilla
suena solemne como si turbara
el sepulcral silencio de una cripta.
"Señor, voy a morir, bien lo comprendo,
mi corazón es fiel y ya me avisa
que la dolencia que tenaz le oprime
termina su labor cruel y homicida"
"Voy a morir Señor y no has querido
que el anhelo más grande de mi vida
mirara realizado, Tú lo mandas,
!Cúmplase pues tu voluntad divina¡"

"Bien lo sabes Señor, pobre bastardo
no disfruté jamás la inmensa dicha
de conocer los adorados rostros
de los seres que diéranme la vida.
Crecí débil, enfermo y solitario
hambriento del amor y las caricias
de una madre solícita y amante
que consolara mis amargas cuitas.
Cuantas veces sintiendo las angustias
de este mal que me agobia y me asesina,
te he invocado pidiéndote a mi madre
para que en sus brazos, exhalar la vida.
Y para consolar mis sufrimientos
he besado con fruición y con delicia
esta medalla que desde pequeño
he llevado en el cuello suspendida,
Talisman misterioso que que revela
un nomb re nada más: María Cristina.

En mi juventud
vinieron ilusiones y alegrías...
vino el amor y amé con amor casto
a una mujer que un angel parecía.
Y fué ese amor alivio de mis males
y oásis del desierto de mi vida,
pero la mujer que yo adoraba
hija fué de aristocrática familia,
que henchida de prejuicios y de orgullo
al saber que yo amaba a aquella niña
rechazó con horror al vil bastardo
y muy lejos lleváronse al alma mía.

Y fué entonces que lleno de amargura
desengañado al ver tanta injusticia
en tus brazos Señor busqué refugio
y olvidando del mundo las mentiras,
ante el altar juré ser siervo tuyo
y consagrarte la existencia mía.
Más arrancar de mi alma no he podido
la tenaz obsesión, la ilusión viva
de estrechar algún día entre mis brazos
a la mujer que diérame la vida.
Hoy, que la muerte con gigantes pasos
a mí se acerca, pienso en mi agonía,
que mi vida se acaba y que no pude
ver realizada mi ilusión dulcísima,
!Señor así lo mandas y lo quieres
cúmplase pues tu voluntad divina¡

Calló el fraile, y del recinto santo
el solemne silencio interrumpía
los amargos sollozos que convulso
su enflaquecido cuerpo estremecía.
Incorporose luego y enjugando
las lágrimas que el rostro le cubrían
mira la imagen y pausadamente
hacia el templo sus pasos encamina.

Allí observa que llega presurosa
una dama que pronto se arrodilla
en el confesionario donde busca
el sacramento que de manchas limpia.
Bajo el tupido manto pueden verse
los oscuros cabellos donde brillan
algunas hebras de brillante plata
sobre la hermosa frente alabastrina.
-Padre mío, con voz doliente y dulce
dice la dama. Vengo arrepentida
a contaros mi historia y a pediros
consuelo y piedad a mi honda cuita.
Muy joven era yo, muy inocente,
cuando por vez primera mi alma tímida
sintió de amor la abrazadora llama
y en un hombre cifré toda mi dicha;
pero aquel hombre, comprendiendo acaso
mi inocencia y mi amor, con gran perfidia
ultrajó de mi cuerpo la pureza
y sin tener en cuenta mi desdicha
muy lejos de mí huyó, dejando mi alma
en la vergüenza y el dolor sumida.
Muy pronto comprendí que iba a ser madre
y loca de terror un día
de mi padre a los pies me eché llorando
y confesé toda mi desdicha.
Aún me parece ver aquella escena
mi padre ciego de vergüenza y de ira
me increpó duramente, aún escucho
sus terribles palabras: ah maldita
que has manchado mis canas y mi nombre
yo te haré expiar tu falta en demasía.
Poco después en una horrible noche
de dolor y de angustia, dí la vida
a un pobre niño a quien apenas pude
en el rostro besar,pues enseguida
por expreso mandato de mi padre
de mi seno, arrancáronlo con ira...
Pero antes de perderlo para siempre
le coloqué en la blanca gargantita
una medalla en que grabado estaba,
mi nombre nada más "María Cristina"

Un grito agudo conmovió las naves,
y vió la penitente estremecida,
erguirse al fraile, lívido el semblante
desmesuradamente abiertas las pupilas,
hacia ella extender las blancas manos
cual si tratara con agustia asirla,
luego en sus brazos cayó y en el instante
expiró murmurando: !Madre Mía¡

MANELIC. Antonio Mediz Bolio

Como una cabra arisca bajó de su montaña,
de su montaña que era salvájemente huraña,
como su espíritu hecho a las bravas alturas
como su cuerpo donde dejaron huellas duras
el sol de fuego, el soplo de las tormentas locas
las mordidas de lobos y arañazos de rocas.
Bajo de sus picachos a la llanura un día
allá dejó el rebaño,la choza, la jauría,
los agrios vericuetos, las claras soledades
dominio de las águilas y de las tempestades.
Arriba dejó todo cuanto su vida era
y con un dulce sueño dentro del alma de fiera
vino a la tierra baja,la tierra misteriosa
que él miraba de lo alto como una vaga cosa
que no le era dado conocer hasta cuando
bajase por su amada, que lo estaba esperando.

La amada, la hembra llena de suavidad, aquella
que el miraba en las noches temblar en cada estrella,
a la que luego en sueños como una luz veía
y que en el sol brillaba al despertar el día.
Aquella en quien pensaba sin tregua año con año
viendo como en el risco se juntaba el rebaño,
y como en el silencio del monte dormido
las águilas buscaban el calor de su nido.

Y así vibrante, bajo las pieles de su sayo,
su ser, quizá engendro de una nube y un rayo,
ingenuo y primitivo, enamorado y fuerte,
el pastor bajó ese día de cara hacia la muerte.
Y allí en la tierra baja, en la tierra del amo
Manelic halló cruda decepción al reclamo
de un amor que él creía nuevo, fértil y suyo,
suyo no más, alegre como temprano arrullo
de tórtola, como eco de canción, un cariño
como un regazo donde durmiera un niño.
Y supo que allí, lejos de los hoscos rediles
que dejó en las montañas, los hombres eran viles
más viles y traidores que las malas serpientes
que abajo se arrastran, lo mismo que las gentes.
Y supo que su amo, el amo que le daba
la mujer que allá arriba como en sueños soñaba,
era más vil que todos y que también mentía
y que era como un lobo que robaba y huía.
Y supo algo más horrible, la mujer de su sueño
era del amo, el amo era el único dueño
de todo, de la tierra, del amor de su vida;
él era solo un siervo, la bestia escarnecida,
una cosa, un pedazo de carne esclavizada
sin derechos, sin honra, sin amor y sin nada.
Y entonces, entre el asco de toda la mentira
de toda la cruel befa del mundo, sintió ira,
ira trágica y noble de león provocado
que se ha dormido libre y despierta enjaulado,
y oyó que de él reían como de simple y bobo
de él, que igual que un hombre estrangulaba un lobo¡
y ya no pudo más un día se alzó contra el tirano
y le arrancó la vida, con su plebeya mano
se hizo justicia el siervo, todos enmudecieron
ante el soberbio triunfo y estupefactos vieron
como el pastor hirsuto, !la brava bestia humana
con su mujer en brazos se marchó a la montaña¡

!Oh Manelic, oh plebe que vives sin conciencia
tu vida oprobiosa, que arrastras tu existencia
dócil al yugo innoble, que adormeces tu alma
de hierro en el marasmo de ignominiosa calma.
!Oh carne santa y pura del pueblo, carne abierta
por el golpe del látigo infamador¡ !Despierta¡
cuando entre la impudicia de los hombres te sientas
cuando en tu pecho el odio desate sus tormentas,
cuando todos te nieguen y te insulte el orgullo,
!levántate y exige que te den lo que es tuyo¡

Si sientes la injusticia desgarrándote el pecho,
si te estrujan la vida, si te infaman el lecho,
si te pagan la honra con mezquino mendrugo
no envilezcas de miedo soportando al verdugo.
No lamas como un perro la mano que te ata.
!haz pedazos los grillos y si te asedian, Mata¡
Que la soberbia aleve halle tu brazo alerta,
a veces es justicia que la sangre se vierta.
No temas nada y Hiere, porque Dios es tu amigo
y por tu brazo a veces desciende su castigo.

!oh Manelic, Oh plebe que vives en la altura¡
Ven a la tierra baja, desciende a la llanura,
y cuando aquí te arranquen en miserable robo
tu ilusión, !que tus manos estrangulen al lobo¡
! que fulmine el rayo que vibra en tus entrañas
y después con lo tuyo, Regresa a tus montañas¡

sábado, 20 de febrero de 2010

EL CURA DE VALDEPITOS

En Valdepitos, lugar donde estuve yo,
a tiempo se celebró a la Virgen del Pilar,
con bailes, misa cantada, procesión
rifas, cohetes, corrida de toretes
y becerra enmaromada.
Aquel día, Luis Candelas
que figura en Valdepitos
como uno de los principalitos
comerciantes en majuelas,
le dijo al cura en la plaza
que antes de cura fue fraile:
"predique Usted contra el baile
que aquí es diversión impura
pues bailan tan pegaditos
en esta localidad
que brilla la honestidad
por su ausencia en Valdepitos;
tanto que cuando a mi esposa
la saca a bailar cualquiera
padezco de una manera
calcule Usted, espantosa¡.
"dice usted perfectamente,
contestó el cura a su amigo,
yo voy a ver si consigo
moralizar a esta gente".
No hablaron más, aquel día
hubo sermón de Iglesia
!que sermón Virgen María¡
que de cosas dijo el cura,
que manera de expresarse
y que forma de guiarse
de la sagrada escritura¡
Habló de San Juan, San Pedro,
Santa Teresa, San Pablo
Pío Nono y Jeremías;
se le ofuscó la razón
y no hallando otro recurso
terminó al fín su discurso
y comenzó otro sermón:
" amadísimos hermanos
si no quereis mi reproche
bailareis desde esta noche
ni aún cogidos de las manos,
pues vais del pecado en pos
y en la santa intimidad
ni teneis honestidad
ni teneis perdón de Dios.
Conque seguir mi consejo
y no baileis abrazados
pues podeis salir manchados
del pecado de Satán.

Oyó todo esto la gente
de Valdepitos con pena
y como allá la gente es buena
y nadie es desobediente,
desde esa noche bailaron
alejados, aun los mas tunos.
Solo notaron algunos
que de la luz alejados
y al compás de las vihuelas,
bailaban apretaditos
!la esposa de Luis Candelas
y el cura de Valdepitos¡

UN BRINDIS EN MI PUEBLO. ESTEBAN REJON TEJERO

En torno de una mesa de cocina
una tarde en mi pueblo
hablaban, cantaban y bebían,
eran Dzol, Chel y Cheto.
Sus lenguas que por ratos parecían
lenguas de tres cocheros,
daban dzejeretazos en las muelas
del poblano silencio.

El humo del joloch de sus cigarros
haciendo roscas se elevaba al techo,
entraba el ha tza ha y volvía nada
el humo que les cuento.
Pero en todas las bocas había ajos¡
choc huil de alcohol en todos los cerebros
y a medios chiles en la mesa fajos
de mucuy che, mistela y habanero.

Me daba risa ver aquellos tipos
aquel rol de mi pueblo
del que brotaba un cuento colorado
o un chiste de los buenos,
lo mismo que puntadas de pichorra
tejidas en un verso.
A cada nuevo farolazo
todos se sentían mas tiernos
y aquel choc huil de alcohol
mas se embutía en esos tres cerebros,
con el control tan roto
que ya veian dar vueltas al techo.

Olvidaba decir que aquella tarde
dzol, chel y cheto
celebraban a xchepa, la gallina,
que puso su primer huevo
martes trece, cinco pa la una
bajo de un hamaquero,
motivo por el cual era de suerte
comerla en un buen puchero.

Una voz de cañoto bien rajado
gritó desde el traspatio a la cocina,
!las cinco majaderos¡
que jan jan vengan a embutir su almuerzo,
que brinden porque termine la pachanga,
que brinden por mi pueblo¡,
!que brinden por mis hijas
que están pulpa¡
pregúntenselo a Cheto,
!por el trajín que tengo en la cocina
que es mi negro destino¡,
!por el caldo jugoso de gallina
colado como vino
en el fustán Kiritz de mi sobrina¡
!Que brinden con saliva y con paciencia
por esa mi negra conciencia
al poner la gallina en la matanza¡
!que brinden por el Bobox que es algo fino¡
por el tuch que es tambien divino¡
por el Cul, por el Moch y por la Panza¡

!Bravo¡ gritaron todos, inspirado
y hasta un poco pasado
estuviste en tu cuento aparatoso,
El turno toca a Dzol, que alce su copa
y aunque esté ya hecho una sopa
que brinde por aquel su Bacalao.
Trago y brindo, clamó el ejidatario,
!brindo por el pasado tan ruín
que fuera mi desgracia un día¡
se acabó para siempre en lucha cruenta
como la Nohoch cuenta
que era una estupidez de porquería¡
!Brindo por el presente. hoy doy cintura
y no como el ayer ya tan pasado
en que el hijo del amo siempre trucha
venía y juelastucha
se volaba dulcemente mi pescado¡

!Yo brindo, dijo Chel¡
porque a Chente le arranque yo ese diente
de oro, cuyo brillo me devora¡
porque le dé un magnífico sablazo,
le dé un dzejeretazo
!y se marche conmigo su señora¡
!Brindo por que mis versos y mis tretas
se tornen en pesetas
y vuelva yo a tener mi guardadito
y vuelva con mi hijo y esa ingrata
que a trancazos me mata
porque no quiere verme borrachito¡

Siguio la tempestad de frases vanas
boladas campechanas
chistes buenos y malos y con todo
se armó la discusión y de repente
como hecho consiguiente
volaron trompadas, copas , todo....

Se brindo por las hembras
los amores y los alrededores,
por el trago, por Chepa y Juana
el puchero y el chocolate y otras cosas
que borran nuestras horas más latosas
y tumban a la mujer de más fina lana.

Solo faltaba un Brindis
el de Cheto, enriquecido en Peto
cortando Chicle según el confiesa,
donde compró una Hacienda que le daba
y en ese Chile estaba
cuando puchum, se vino de cabeza.
Por todos pasteleado alzó su copa,
borracho y casi sin ropa,
trepado como pudo en un asiento.
Todos aplaudieron la puntada
y haciendo letz la copa tan mentada
dijo lloroso con cortado acento;

!Brindo por el amor,más no por ese
que les pone caslocos y les cuece
como si fueran todavía unos tiernos¡
!No brindo por la mujer, tras sus hechizos
nos guarda un par de lisos
muy arrogantes y robustos cuernos¡
Yo no brindo por ellas desgraciados¡
!Brindo por el amor, pero por uno,
el que me dió dulces exesos
y millones de pesos
y oloroso bistec de desayuno¡
!Por mi Hacienda xcaslocos,
ayer sana, con su enorme sabana
y veinte leguas de henequen cortado,
mis tres hembras de ley en el camino
y un hermoso cochino,
criado en el país, pero capado¡
!por mi hacienda llorada y ya perdida
porque ya me la tienen dividida
en ejidos del pueblo¡
!vaca lechera de mi amor que un día
se la heredé a mi tía
que murió por comer frijol acedo¡

!Por ella Brindo yo, dejad que llore
y con lágrimas desflore
este fuerte choc nac que me hipoteca,
!ya no tengo en el banco ningún fierro
solo me queda un perro
y una gallina que está siempre clueca¡

Cheto Azcorra calló,sonó un asiento
imitando un mal viento,
El puchero y el trago en plena lucha
estaban, cuando dijo de repente
la esposa de Chente,
!cuidado que han bebido,juelastucha¡