domingo, 28 de marzo de 2010

A Una Ramera y Otros poemas de Antonio Plaza



Poeta mexicano nacido en Apaseo el Grande, Guanajuato, en 1833.
Estudió Jurisprudencia en Ciudad de México, convirtiéndose en un apasionado luchador político y defensor
de ideas liberales plasmadas en columnas de El Horóscopo, La Idea, El Constitucional, La Luz de los Libres
y muchas otras publicaciones de la época.
Alternó la actividad periodística con la poesía y a pesar de que no tuvo oportunidad de estudiar los grandes maestros,
dejó una reconocida obra literaria.
En 1862, siendo Teniente Coronel, asistió a las campañas de Querétaro, retirándose luego en 1868 debido a las heridas
sufridas en batalla.
En 1882, resignado y pobre murió dejando en la indigencia a sus tres hijos. ©

"A una Ramera"
I
Mujer preciosa para el bien nacida,
mujer preciosa por mi mal hallada,
perla del solio del Señor caída
y en albañal inmundo sepultada;
cándida rosa en el Edén crecida
y por manos infames deshojadas;
cisne de cuello alabastrino y blando
en indecente bacanal cantando.

II
Objeto vil de mi pasión sublime,
ramera infame a quien el alma adora
¿Por qué ese Dios ha colocado, dime,
el candor en tu faz engañadora?
¿Por qué el reflejo de su gloria imprime
en tu dulce mirar? ¿Por qué atesora
hechizos mil en tu redondo seno,
si hay en tu corazón lodo y veneno?

III
Copa de bendición de llanto llena,
do el crimen su ponzoña ha derramado;
ángel que el cielo abandonó sin pena,
y en brazos del demonio se ha entregado;
mujer más pura que la luz serena,
más negra que la sombra del pecado,
oye y perdona si al cantarte lloro,
porque, ángel o demonio, yo te adoro.

IV
Por la senda del mundo yo vagaba
indiferente en medio de los seres;
de la virtud y el vicio me burlaba;
me reí del amor de las mujeres,
que amar a una mujer nunca pensaba;
y hastiado de pesares y placeres
siempre vivió con el amor en guerra
mi ya cansado corazón de tierra.

V
Pero te vi... te vi... ¡Maldita hora
en que te vi, mujer! Dejaste herida
mi alma que te adora, como adora
el alma que de un llanto está nutrida;
horrible sufrimiento me devora,
que hiciste la desgracia de mi vida
mas dolor tan intenso, tan profundo,
no lo cambio, mujer, por todo un mundo.

VI
¿Eres demonio que arrojó el infierno
para abrirme una herida mal cerrada?
¿Eres el ángel que mandó el Eterno
a velar mi existencia infortunada?
¿Este amor, tan ardiente, tan interno,
me enaltece, mujer, o me degrada?
No lo sé... no lo sé... yo pierdo el juicio.
¿Eres el vicio tú?... ¡Adoro el vicio!

VII
¡Amame tú también! Seré tu esclavo,
tu pobre perro que doquier te siga;
seré feliz si con mi sangre lavo
tu huella, aunque al seguirte me persiga
ridículo y deshonra; al cabo , al cabo,
nada me importa lo que el mundo diga
nada me importa tu manchada historia
si a través de tus ojos veo la gloria.

VIII
Yo mendigo mujer y tú ramera
descalzos por el mundo marcharemos;
que el mundo nos desprecie cuanto quiera
en nuestro amor un mundo encontraremos;
y si horrible miseria nos espera
ni de un rey por el trono la daremos,
que cubiertos de andrajos asquerosos
dos corazones latirán dichosos.

IX
Un calvario maldito hallé en la vida
en el que mis creencias expiraron,
y al abrirme los hombros una herida
de odio profundo el alma llenaron;
por eso el alma de rencor henchida
odia lo que ellos aman, lo que amaron,
y a ti sola mujer, a ti yo te entrego
todo ese amor que a los mortales niego.

X
Porque nací, mujer, para adorarte
y la vida sin ti me es fastidiosa,
que mi único placer es complacerte.
Aunque tú halles mi pasióm odiosa,
yo, nunca, nunca, dejaré de amarte.
Ojalá que tuviera alguna cosa
más que la vida y el honor, más cara
y por ti sin violencia la inmolara.

XI
Sólo tengo una madre, ¡me ama tanto!
sus pechos mi niñez amamantaron,
y mi sed apagó su tierno llanto
y sus vigilias hombre me formaron;
a ese ángel para mí tan santo,
última fe de creencias que pasaron,
a ese ángel de bondad, ¡quién lo creyera!
¡olvido por tu amor... loca ramera!

XII
Sé que tu amor no me dará placeres
sé que burlas mis grandes sacrificios;
eres tú la más vil de las mujeres;
conozco tu maldad, tus artificios;
pero te amo, mujer, te amo como eres;
amo tu perversión, amo tus vicios;
y aunque maldigo el fuego en que me inflamo,
mientras más vil te encuentro más te amo.

XIII
Quiero besar tu planta a cada instante,
morir contigo de placer beodo;
porque es tuya mi mente delirante,
hoy me siento por ti capaz de todo;
por ti será mi corazón do imperas;
virtuoso, criminal, lo que tú quieras.

XIV
Yo me siento con fuerza muy sobrada,
y hasta un niño me vence sin empeño.
¿Soy águila que duerme encadenada
o vil gusano que titán me sueño?
Yo no sé si soy mucho o no soy nada;
si soy átomo grande o dios pequeño;
pero gusano o dios, débil o fuerte,
sólo sé que soy tuyo hasta la muerte.

XV
No me importa lo que eres, lo que has sido,
porque en vez de razón para juzgarte,
yo sólo tengo de ternura henchido
gigante corazón para adorarte.
Seré tu redención, seré tu olvido,
y de ese fango vil vendré a sacarte,
que si los vicios en tu ser se imprimen
mi pasión es más grande que tu crimen.

XVI
Es tu amor nada más lo que ambiciono,
con tu imagen soñando me desvelo,
de tu voz con el eco me emociono;
y por darte la dicha que yo anhelo
si fuera rey te regalara un trono,
si fuera Dios, te regalara el cielo;
y si Dios de ese Dios tan grande fuera,
a tus pies me arrojara, ¡vil ramera!
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"Flor de un día"

Yo di un eterno adiós a los placeres
cuando la pena doblegó mi frente,
y me soñé, mujer, indiferente
al estúpido amor de las mujeres.

En mi orgullo insensato yo creía
que estaba el mundo para mí desierto,
y que en lugar de corazón tenía
una insensible lápida de muerto.

Mas despertaste tú mis ilusiones
con embusteras frases de cariño,
y dejaron su tumba las pasiones
y te entregué mi corazón de niño.

No extraño que quisieras provocarme,
ni extraño que lograras encenderme;
porque fuiste capaz de sospecharme,
pero no eres capaz de comprenderme.

¿Me encendiste en amor con tus encantos,
porque nací con alma de coplero,
y buscaste el incienso de mis cantos?...
¿Me crees, por ventura, pebetero?

No esperes ya que tu piedad implore,
volviendo con mi amor a importunarte;
aunque rendido el corazón te adore,
el orgullo me ordena abandonarte.

Yo seguiré con mi penar impío,
mientras que gozas envidiable calma;
tú me dejas la duda y el vacío,
y yo en cambio, mujer, te dejo el alma.

Porque eterno será mi amor profundo,
que en ti pienso constante y desgraciado,
como piensa en la gloria el condenado,
como piensa en la vida el moribundo.
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"No te olvido"

¿Y temes que otro amor mi amor destruya?
Qué mal conoces lo que pasa en mí;
no tengo más que un alma, que es ya tuya,
y un solo corazón, que ya te di.

¿Y temes que placeres borrascosos
arranquen ¡ay! del corazón la fe?
Para mí los placeres son odiosos;
en ti pensar es todo mi placer.

Aquí abundan mujeres deslumbrantes,
reinas que esclavas de la moda son,
y ataviadas de sedas y brillantes,
sus ojos queman, como quema el sol.

De esas bellas fascinan los hechizos,
néctar manan sus labios de carmín;
mas con su arte y su lujo y sus postizos,
ninguna puede compararse a ti.

A pesar de su grande poderío,
carecen de tus gracias y virtud,
y todas ellas juntas, ángel mío,
valer no pueden lo que vales tú.

Es tan ingente tu sin par pureza,
y tan ingente tu hermosura es,
que alzar puede su templo la belleza
con el polvo que oprimes con tus pies.

Con razón me consume negro hastío
desde que te hallas tú lejos de aquí,
y con razón el pensamiento mío
sólo tiene memoria para ti.

Yo pienso en ti con ardoroso empeño,
y siempre miro tu divina faz,
y pronuncio tu nombre cuando sueño,
y pronuncio tu nombre al despertar.

Si del vaivén del mundo me retiro,
y ávido de estudiar quiero leer,
entre las letras ¡ay! tu imagen miro,
tu linda imagen de mi vida ser.

Late por ti mi corazón de fuego,
te necesito como el alma a Dios;
eres la virgen que idolatro ciego;
eres la gloria con que sueño yo.
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"A una actriz"

Intérprete feliz del pensamiento.
ángel que brillas en la gloria humana,
ciñéndole a tu frente soberana
la espléndida corona del talento.

Heroína del noble sentimiento,
no me admira el laurel que te engalana;
porque sé que en la tierra mexicana
el genio tiene su mejor asiento.

Sigue de gloria con tu sueño santo
y conquista renombre sin segundo
en la futura edad, que yo entretanto,

al aplaudirte con afán profundo,
diré orgulloso en atrevido canto:
nada envidias, ¡oh patria!, al Viejo Mundo.

sábado, 27 de marzo de 2010

Presentación de Península de los Versos

Hola, quien llegue a este rincón
y que disfrute leer poesía, le doy la bienvenida.
Encontrarás poemas clásicos, poesía nueva
y fragmentos que intentan ser poesía. Algunos
han sido escuchados por mí, en la familia, desde la niñez,
de voz de mi tía abuela Salud, de mi padre Pedro
y la tía Carmita declamadora extraordinaria;
quienes nos dieron muestra de la buena forma
de declamar los poemas, sin grandes ademanes, sin ninguna
inflexión exagerada en la voz; sino con sencillez, claridad,
y sobre todo, sentimiento.
Es una recopilación de tres generaciones en la familia
que esperamos compartir contigo.

Bardo de Itzimná. 2009

Pasaré. Francisco Escrivá de Romaní

Francisco Escrivá de Romaní, España, 1897.

Pasaré, pasaré sin dejar huella,
como en el aire un débil aleteo;
como en el albo cielo, de la estrella,
el silencioso y suave parpadeo.

Pasaré como mezcla que no fragua
ni se convierte en forma definida,
como la estela que dibuja el agua,
como el vuelo sin tregua de la vida.

Pasaré de los labios que pusieron
un temblor de emoción en mis poemas,
de los ojos brillantes como gemas
que alguna vez por mí se humedecieron.

Pasaré de las frentes que creían
recordar para siempre mis canciones,
de las ávidas almas que acudían
para mojar en mí sus corazones.

Pasaré en el papel que se ha perdido,
en el libro que roto se deshoja,
y quedaré cegado en el olvido
bajo un seco montón de tierra roja.

Pasaré, pasaré como en un sueño
que al despertar la mente no recuerda.
En el violín se habrá roto una cuerda
y ya inservible, cambiará de dueño.

Y tú, que tienes hoy sed de lo que escribo;
tú, que sin voz me buscas y me llamas
con una fe que solo yo percibo,
tú me habrás de olvidar, la ley es esa,
y al encontrar mis versos algún día,
exclamarás con gesto de sorpresa:

"¿De quién es esta pobre poesía?

Con un claro sentido. Luis Pérez Sabido

Con un claro sentido de las cosas
iluminadas por tu entendimiento,
tú puedes alcanzar metas preciosas
que nutran tu razón y sentimiento.

Sin que la duda a destruirse asome
sin que la angustia a tus afanes llegue,
tú puedes porque así te lo propones
hacer cristalizar copos de nieve.

Realízate en la vida sin temores
con entrega total, vigor y aliento
sin preocuparte críticas ni errores,

Y con las piedras que en absurdo intento
te lancen tus dolidos detractores,
¡Bien puedes levantarte un monumento!

LIMOSNA. Autor desconocido

Fue al salir de tu casa, ibas de prisa
temerosa de no alcanzar la misa
pues se te había hecho tarde resolviendo
un conflicto tremendo,
entre el carmín, el bolsín, una horquilla,
la peineta y la mantilla.

Al traspasar el quicio de tu puerta
un pobre se interpuso, mendigando,
contrariada ante gesto tan molesto
ibas a rechazarlo, por supuesto,
mas pensando tal vez en congraciarte
con Dios, para que pueda perdonarte
tu ingratitud y tu crueldad conmigo,
te apiadaste un momento del mendigo
y buscaste una moneda, la de cobre,
la más mezquina que arrojamos al pobre
más que por caridad,porque nos pesa.
Pero, entre todas tus cosas maravillosas
cómplices de tu cruel coquetería
no llevabas monedas, entonces contrariada
de que fueras a dar una moneda de oro,
en un instante de pródiga humorada
abriste de tus ojos el tesoro
y diste por limosna ¡una mirada!.
El mendigo sonrió, cayó de hinojos
y temblando de inmenso regocijo
recogió la mirada de tus ojos
y con otra mirada ¡te bendijo!.

Desde entonces rondando tu morada
ando yo, desfiando tus enojos;
para ver si un día saliendo a misa
en vez de lanzarme una mirada,
me arrojas por limosna ¡ una sonrisa!.

El abuelo que se fue. A Don Pedro Espinosa Fuentelzas. Ramón Triay

Hoy, se despidió el abuelo, hoy partió hacia donde el tiempo
no tiene tiempo ni medida, pero ha dejado un caudal de
sentimientos. Hoy pude ver en los ojos tiernos de los
nietos el dolor de haber perdido a ese capitán de puerto,
que supo ser el amigo sabio en todo momento.
Por él los chicos supieron conocer esos secretos de
un tablero de ajedrez; por él supimos que el mundo
se vive mejor si el sentido de humor forma parte
de nuestras vidas.
El abuelo se marchó dejando atrás todo un mundo, un
mundo de amor fecundo; Cada paso de su vida fue más
que el mejor intento de evitar sufrimiento a su familia
querida, dio de sí en cada momento, su alegre temperamento y
el sentimiento que contagiaba al amigo y endulzaba el pensamiento.
Hoy se ha marchado el abuelo al mejor lugar del mundo. Se ha
adelantado a preparar el lugar donde lo hemos de encontrar
cuando nos llegue el momento. Por eso no hay que llorar
al viejo que hoy se ha ido, pues su amor ha quedado entre
nosotros y el grato sabor de todo lo bueno que
quiso darnos.
Sin embargo de algún modo nos queda
el sabor amargo, porque hoy el viejo se ha ido.
Mayo de 1996. Mérida, Yucatán. Ramón Triay Pedrero

Al Dr. Miguel Espinosa. Pedro Espinosa Fuentelzas

Ante la infatigable lucha por la vida
aceptas retos que la muerte lanza,
y al niño enfermo, con el alma herida
le haces concebir una esperanza.

Así surges Miguel como un quijote
que no teme amenazas de la muerte,
tu apostolado tiene como dote
que muchos niños lleguen a quererte.

Tú eres como pediatra todo un ángel,
y pido con fervor y con anhelo
agigantes de Hipócrates el celo

que fervorosamente tu alma encierra,
pues posees la ternura de un arcángel
¡para el niño que sufre aquí en la tierra!

Armando Fuentes Aguirre

El Señor se indignó.....

El ángel de la venganza llevó a un hombre ante Dios.
-Te lo traigo Señor, le dijo- para que lo castigues, cometío un crimen espantoso.
¿Qué hizo? - preguntó el Señor- Recuerda que mi bondad es infinita, si robó lo puedo perdonar. Si fue avaro, envidioso, fornicador, goloso, colérico, perezoso lo puedo perdonar.
Hizo algo peor- respondió el ángel - ¡maltrató a un niño!

El Señor entonces ¡se indignó!.....

El infierno no existe - dijo conteniendo la ira-
¡ Pero lo voy a crear para este miserable !

Saltillo coahuila, 1990.
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.... DE CATÓN

07/01/2010

Melchor y Gaspar no salían de su asombro. Les dice el negrito Baltasar, que en ese momento tocaba el bongó en un guapachoso conjunto de salsa: “Ni me digan nada, compañeros. Ya pasó el día de Reyes, y algo tengo que hacer ahora para ganarme la vida”...

En cierto pequeño pueblo había una costumbre: el padre de un niño nacido fuera de matrimonio debía entregar a la madre, mensualmente, una cantidad de dinero suficiente para el sostenimiento y educación de la criatura hasta que cumpliera 15 años. Cumplió 10 uno de esos niños, y ese día le dice su papá: “Tengo una sorpresa para tu madre. Dile que ésta es la última mensualidad que le voy a dar. Regresa y dime qué cara puso al conocer esa noticia”. Vuelve a poco el chamaco y le comunica al tipo: “Me dijo mi mamá: 'Yo también tengo una sorpresa para tu padre. Dile que no eres su hijo, y que 10 años te ha estado sosteniendo sin tener obligación. Regresa y dime qué cara puso al conocer esa noticia'”...

Se casó Susiflor con un pintor modernista. “Nuestra vida es tranquila —le platicaba a su mamá—. Yo cocino y él pinta. Después yo trato de adivinar qué es lo que él pintó, y él trata de adivinar qué es lo que yo cociné”

Le contó don Martiriano a un amigo: “Todas las noches, cuando llego a mi casa del trabajo, mi esposa Jodoncia me quita los zapatos”. Inquiere el otro: “¿Para que estés a gusto?”. “No —aclara don Martiriano—. Para que no me salga”...

Le dice un tipo a otro: “Puse un negocio contable, y me estoy haciendo rico”. El otro se asombra. “¿Te estás haciendo rico con un negocio contable?”. “—Sí —confirma el sujeto—. Con-table dance”

“Una señora hablaba de su esposo. “—Es la luz de mi vida —comentaba—. El problema es que en las noches se apaga”.— Saltillo, Coahuila.
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lunes, 22 de marzo de 2010

Lección de anatomía. Autor :

¡Qué hermosa era la muerta, exhuberante!
su desnudez sobre la loza brilla,
yo la contemplo trémulo y jadeante
y tiembla entre mis manos la cuchilla.

El profesor que la ocasión bendice
de poder enseñar algo muy bueno,
a mí se vuelve y con placer me dice
¡hágale Usted la amputación del seno!

Yo, que siempre guardé por la belleza
fanatismo de loco enamorado,
perdonadme, le dije con tristeza,
pero esa operación se me ha olvidado.

Se burlaron de mí los compañeros,
tuve una falla en mi lección concisa,
ví en la faz del maestro surcos fieros
y en la faz de la muerta ¡una sonrisa!

Consejos.

Ama a tu esposo con amor profundo
con ternura infinita y sin medida,
si él es tu sostén en esta vida
sé tú su redención sobre el mundo.

Honra el nombre que al pie de los altares
trémula de emociones recibiste,
cuando en tu frente cándida luciste
la diadema de blancos azahares.

El mandato respeta de tu esposo
con gusto obedeciendo y con presteza,
si está triste consuela su tristeza
si está alegre disfruta de su gozo.

Cuando veas que la pena lo devora,
cúralo con la miel de tu ternura,
su llanto enjuga cuando llora,
entre dos, pesa menos la amargura.

Si es pobre, su pobreza dignifica
con laboriosidad y con limpieza,
una mujer aseada, sin ser rica
disimula con gracia su pobreza.

Si es rico, participa de sus bienes
la caridad llevando como guía,
si a un pobre le das de lo que tienes
mucho más te dará Dios cada día.

A tus hijos educa con esmero,
sus corazones hacia el bien inclina,
siendo de tus trabajos el primero
enseñarles de Dios la ley divina.

Trata a tus inferiores con dulzura
y nunca los manejes con imperio,
y que no manche jamás tu frente pura
un solo pensamiento de adulterio.

Voy a decirte, por si no lo sabes,
que suelen alejarse los dolores
de la casa donde cantan aves,
juegan los niños y perfuman flores.

domingo, 21 de marzo de 2010

Ruego.

Oye cuando me muera que me entierren
en una tumba humilde y olvidada
en el rincón final del cementerio
a donde nadie a perturbarme vaya.
Y que en ella no ponga vida mía
la vanidad humana,
inscripciones en marmol ni laureles
ni siquiera una flor modesta y santa.

Que nadie sepa nunca
que allí el vencido luchador descansa
porque allí, muy solo, cuando perciba
rumor de pasos en la arena blanda
y sienta menos frío
en la cárcel estrecha de mi caja,
pensaré que eres tú, que habrás llegado
a desgranar las perlas de tus lágrimas
sobre el montón de tierra miserable
que cubrirá mi tumba solitaria;
Del azul entonces como un pájaro
descenderá mi alma
a prender en los rizos de tu frente
la caricia de seda de sus alas,
y a escuchar de rodillas
!el triste madrigal de tu plegaria¡

Una Belleza

Si yo fuese escultor, de tu figura
la perfección humana copiaría,
que es de tu noble cuerpo la armonía
un viviente prodigio de escultura.

Si yo fuese pintor, la hermosura
de tu color, a ver aprendería,
porque tu tez de rosas desafía
a todos los maestros en pintura.

Si músico yo fuese, de tu acento
la cadencia más rítmica que el viento
grabara, en vez de notas, con estrellas.
Y si la lira espléndida pulsara,
¡oh divina mujer! te proclamara,
como un resumen de las artes bellas!

El rosario de mi madre.

EL ROSARIO DE MI MADRE
De la pobreza de tu herencia triste
sólo he querido ¡oh madre! tu rosario,
sus cuentas me parecen el calvario
que en tu vida de penas recorriste.

Donde los dedos, al rezar pusiste,
como quien reza a Dios ante el sagrario,
en mis horas de errante solitario
voy devolviendo los besos que me diste.

Los cristales prismáticos y oscuros,
collar de cuentas y de besos puros,
me ponen, al dormir, círculo bello.

Y de mi humilde lecho entre el abrigo,
¡me pareces que tú rezas conmigo
con tus brazos prendidos a mi cuello!

Soy Abuelo. Pedro Espinosa Fuentelzas

Aunque no llevo barbas patriarcales
he podido recordar los cuentos,
para niños, que son tradicionales,
y no creo me falte fantasía
para inventar otros cuentos a mis nietos,
y así sentir la infinita alegría
de ser abuelo y realizar sus sueños.

Soy abuelo, hay arrugas en mi frente,
algunas canas peinan mis cabellos,
¡nadie puede engañarse ante el espejo
que es el fiscal del tiempo!

Ya soy abuelo, me estoy haciendo viejo,
pero, ninguna frustación me invade
ante el placer de ver a esos nietos,
¡niños que son de mi propia sangre!

Pandereta

LA PANDERETA
Hizo Dios un magnífico pandero
que sirviese de caja a la alegría,
doró su cerco con la luz del día
y lo dejó entre lazos prisionero.

Hechas con placas de metal ligero
le intercaló sonajas a porfía,
y dio estrépito loco y armonía
al ronco parche de tirante cuero.

Lo echo a rodar en torno del planeta,
y cruzó la sonante pandereta
por todas las naciones que el sol baña.

Fue perdiendo vigor cada segundo,
y al acabar de recorrer el mundo,
besó la tierra y se quedó en España.

La voz de un padre. Pedro Espinosa Fuentelzas

Gracias ¡ oh Dios mío! por haberme dado
vida, y tener todo lo que había soñado,
siendo felíz a los sesenta y pico
y tener ahora lo que me hace rico.

De niño mi padre no me protegió
y lo que faltaba, mamá me lo dió,
amor y ternura, paz y educación,
gracias ¡oh Dios mío! por tu protección.

Francita y Teresita mis lindas maestras
se han casado ya,
y Silvia la chica ahora bioquímica
aún cerca de mamá.
A Miguel el Médico,
José el Ingeniero
dos fuertes muchachos
a quienes tanto quiero.

Por tener también a Francia conmigo,
una esposa dulce, tierna como el trigo,
a mis cinco hijos, rodeado de nietos
guapos,adorables,aunque muy inquietos.

A todos los hijos doy este consejo
que viene de un padre
aún no muy viejo,
¡quieran a sus padres!
y con sus hermanos
anden por la vida
¡unidas las manos!

Cuiden a sus hijos,
llénenlos de amor,
y den día a día
¡Gracias al Creador!

1981

Un gran amor. Pedro Espinosa Fuentelzas

Amor que nació un día
y que una vida duró
es tu amor Eloína Mía
que forjó toda mi ilusión.

Gocé toda la elegancia
de la miradas de Francia,
viví todos sus sonrojos
la ternura de sus ojos

y aún siento gran emoción
al besar sus labios rojos
entregarle el corazón,

y les digo esta verdad,
que este amor perdurará
!por toda la eternidad¡

Retorno. Pedro Espinosa Fuentelzas

El día que tú vuelvas
sabrás cuánto te quiero;
y que mi corazón
sólo latía por ti,
que fueron horas largas
y los días eternos
de espera impaciente
que volvieras a mí.

La experiencia en mi alma
fue en verdad negativa,
pues me sentía muy sólo
!y estar sólo es morir¡.
Cuando se encuentra lejos
el amor de mi vida
que da luz, alegría
!y que invita a vivir¡

Ahora que has retornado,
me siento como el árbol
que al tocarlo la lluvia
recobra su verdor,
pues llegas tú saturando
el hogar con tu ternura,
tus besos, tu donaire
tu dulzura ¡y con tu amor!

Umbrales. Francia Amalia Espinosa Pacheco

Estamos ya en el umbral
de la perfección humana,
casi todo se ha alcanzado
lo increible se ha logrado,
Trasplantes, Espacio, probetas,
¡que ufana, que fama!
¡cuanta inteligencia humana!

El asombro ha pasmado
a este siglo enajenado,
¡cuántos genios ha creado!.
Sin embargo, estamos en el umbral
de la destrucción humana.

¿Qué conciencias nos programan
a destruir las entrañas?...
y como siluetas profanas
carentes de todo amor,
¡erigirnos verdugos
de la obra del Creador!
El prodigio entre prodigios,
el milagro de los siglos
que a la humanidad nos dió.

Hoy, este mundo confundido,
¡al aborto sucumbió!

Poemas Carta de Navidad y Navidad Trágica de Mario Ancona Ponce




Carta de Navidad.
Santa Claus no te escribía
porque siempre que empezaba
yo pensaba, yo creía,
que no había cosa alguna
que tuviera que pedir.

Pero al paso de los años
he sabido de tristezas,
he tenido desengaños
y si el niño siempre es hombre
no te extrañe, no te asombre
que en futuras nochebuenas
te vuelva siempre a escribir.

Santa Claus amigo mío
yo tambien quiero un juguete,
un juguete muy bonito
que palpita con el ritmo
de un pequeño relojito,
y que guarda en sus entrañas
los secretos del querer.

Lo he buscado inutilmente
en las cosas de la vida
y ni el mundo, ni la gente
cuando triste les pregunto
me han sabido responder.
Y por eso te lo pido
porque tal vez en el cielo
Tú lo encuentres escondido
y para esta nochebuena
me lo puedas Tú traer.

El antiguo que tenía
ya esta viejo,ya esta roto,
pues los años y la vida
lo acabaron sin piedad.
Ya no ríe, ya no canta
porque es tanta su tristeza
y su amargura ya es tanta,
que se encuentra saturado
de rencor y de maldad.
Solo sangra solo llora
y entre lágrimas amargas
sin quererlo, solo implora
un amor, por caridad.

Santa Claus amigo mío
te suplico que me traigas
el juguete que te pido,
que me traigas uno nuevo
y te lleves el vencido
para dárselo al olvido.
En tí espero, en tí confío
porque ya siento en el alma
las crueldades del hastío
que dejara en nuestras vidas
¡la fatal desilusión!

Lée la súplica escrita
de mi vida hecha de pena
y para esta nochebuena
¡regálame, un corazón!
---------------------

Navidad Trágica. Mario Ancona Ponce

Gloria a Dios en las alturas
haya paz sobre la tierra
para todas las criaturas
de una santa voluntad.

Se han cumplido milagrosas
las antiguas profesías.
Ha nacido el gran mesías
y en el mundo se celebra,
¡la primera Navidad!
Al anuncio del arcángel,
los gentiles y pastores,
y los Tres Reyes del Oriente,
se encaminan presurosos
a la aldea de Belén,
y ante el mísero pesebre
del señor de los señores
se arrodillan reverentes
y le ofrendan las primicias
de su amor y su esperanza,
entre santas oblaciones,
entre cantos de alabanza,
y musitan tiernamente
su ferviente Parabién.

Navidad hecha con paz…
Navidad hecha con salmos…
y con santas oblaciones
y benditas oraciones
con angélico fervor….
Navidad hecha con rezos,
Con ofrendas, con Amor.

Veinte siglos han pasado...

Ya las viejas tradiciones
sin querer se han transformado,
de crisálidas pequeñas
en pintadas mariposas,
ya en la mente se confunden
las ideas y las cosas.

Y en la senda pintoresca
de ignominia y de pecado,
ya sus huellas ha estampado
esa inmensa caravana
que se llama... Humanidad.

Y ya es tanto el egoísmo
tanta envidia y tanto oprobio,
tanto orgullo y perdición,
Que no basta con que el hombre
luche al fin contra sí mismo…
Hay que matar al hermano
hay que matar al amigo,
y el culpable es el tirano
sanguinario y enemigo
que los lleva de la mano
como víctimas sufridas
Inmoladas en el Ara
de una trágica obsesión.

Ya no hay paz sobre la tierra,
ya no cantan los pastores,
ya no vienen los gentiles
al Señor de los Señores;
Ya no vienen como antaño
los Tres Reyes del Oriente
a postrarse reverentes
ante el mísero pesebre
de la Aldea de Belén.

Ya no hay paz sobre la tierra...
¡Sólo hay llanto, Sólo hay sangre!
¡Sólo hay muerte, Sólo hay guerra!

Y en la escena de tragedia
que se vive en el proscenio
de una triste realidad,
hay un algo de tristeza,
¡Qué distinta navidad!

Navidad, hecha con llanto,
Navidad, hecha con fuego,
Con agudas bayonetas
y rugidos de cañones
y cadáveres inertes.
¡Navidad hecha con Muertes!

¡Oh Jesús! Tú que viniste
para darnos con tu sangre
la añorada redención.
De esos hombres que se matan
de esos hombres que se mueren
¡Ten piedad, ten compasión!

Compadécete Maestro
de la madre del soldado,
de la esposa que solloza
con un huérfano a su lado.
Del anciano silencioso
que la escarcha de los años
ha cubierto sus cabellos.
De la anciana pesarosa
que de tanto que ha llorado
ya no tienen sus miradas
esplendores ni destellos.
De aquel pobre mutilado,
de aquel cuerpo que en el campo
yace todo ensangrentado.

¡Compadécete Maestro
de esta pobre Humanidad!

Compadécete Maestro
Y has que venga como antaño
La alegría y el recuerdo
que dejara en otras almas
¡ La primera Navidad !

Que haya paz sobre la tierra,
que te canten los pastores,
que regresen los gentiles
al Señor de los Señores;
Que regresen nuevamente
los tres Reyes del Oriente
a postrarse Reverentes
ante el mísero pesebre
de la aldea de Belén.

¡ Que haya paz sobre la Tierra !

¡No mas llanto, No mas sangre!
¡No mas muerte, No mas guerra!

Antes que tú. Antonio Fuentelzas

Antes que tú, tal vez, yo he de morir,
pero oye, si fuera así
no le digas jamás a los pequeños
que me viste morir.

Si aún lo son para entonces
cuando los oigas preguntar por mí,
diles que fue preciso cierta tarde
que partiera, y partí,

¿ Hacia dónde? ¿ a dónde fui?
hacia un lejano, muy lejano país,
¡que nunca por mi ausencia lloren!
que a tí y a ellos ¡los espero allí!

Solo que sea por eso. Angel Rabanal

¿Por qué mi pega, Juan?
no Sea ansina majadero,
no me jale de las greñas,
ni mi pegue en el celebro
pos con los golpes me atonta;
¡yo no me explico su genio!

¿No me lo traigo aliñao?
Ese uniforme tan viejo,
a juerza de remendarlo
¿no se lo he dijado nuevo
que parece gabardina?
-Si, vieja, todo es cierto.

-Entonces, ¿por qué es malhora?
Cuando se encontraba enfermo
dizque de fiebre amarilla,
dispues del vómito negro
y aluego del otro mal
de un color que no ricuerdo,
¿no le di todas las noches
su friega de linimento,
y aluego le di calor
con el calor de mi cuerpo?
-Si, vieja, todo es verdad.

-Pues si es verdá no comprendo
el por qué me martiriza.
¿No le doy sus alimentos
que yo mesma lé preparo?
Y cuando alcanzan los fierros
a los frijoles de la olla
que la manteca les aumento,
¿no se los sirvo refritos
con sus adornos de queso?
-Si vieja.

-¡Pos allí está!
y si en todos los terrenos
le cumplo, ¿por qué me pega?

le pego.....
Por su mal comportamiento,
porque dentro del cuartel
todos saben sus secretos,
y conocen sus lunares
y otras partes de su cuerpo.
¡le pego por disoluta!
ya sabe por qué le pego.

-¡ah Canijo! ¡No había pensado!
¡Pos, sólo que sea por eso!

Glosa a la Soleá. Toito te lo consiento..Rafael de León

GLOSA A LA SOLEÁ

toito te lo consiento, serrana,
menos faltarle a mi mare
que a una mare no se encuentra
y a ti te encontré en la calle.
¡Vete, vete! si no te tié cuenta.¯

¿Te acuerdas de aquella copla
que escuchamos aquel día
sin saber quién la cantaba
ni de qué rincón salía?
Pero qué estilo, qué duende,
qué sentimiento y qué voz,
creo que se nos saltaron
las lágrimas a los dos.
"Toíto te lo consiento
menos faltarle a mi mare
que a una mare no se encuentra
y a ti te encontré en la calle".

No vayas a figurarte
que esto va con intensión.
Tú sabes que por tí tengo
grabao en mi corazón
el queré má puro y firme
que ningún hombre sintiera
por la que Dios uno y trino
le entregó de compañera.
Pero es bonita la copla
y entra bien por soleares:
"Toíto te lo consiento
menos faltarle a mi madre".

Y me enterao casualmente
de que le faltaste ayé
y mí nadie me lo ha dicho,
nadie, pero yo lo sé.
Yo tengo entre dos amores
mi cariño repartío
si me encuentro a uno llorando
es que el otro le ha ofendío;
y mira, yo no me quejo
de tus caprichos constantes.
¿Quieres un vestío? ¡catorce!
¿quieres un relój? ¡de brillantes!
Ni me importa que la gente
vaya de mí murmurando
que si soy pa ti un juguete,
que si me has quitao el mando,
que en la diestra y la siniestra
tienes un par de agujeros
por donde se van los mares
los ríos de mis dineros...
Con tal de que de mi vera
nunca, nunca te separes.

Mira,toíto te lo consiento
menos faltarle a mi madre.
Porque ese mimbre de luto
que no levanta su voz
que en seis años no ha tenío
contigo ni un sí ni un no;
que anda como una pavesa,
que no gime ni suspira,
que se le llenan los ojos
de gloria cuando nos mira.

Que me crió con su sangre,
y me guiaba la mano
para que me santiguara
como todo fiel cristiano,
y a las candelas del hijo
consumió su juventúd
!cuando era cuarenta veces
mucho más guapa que tú¡

Tienes que hacerte a la cuenta
que la has visto en los altares
hincarte de rodillas
antes de hablarle a mi mare;
porque el amó que te tengo
se lo debes a su amó,
que yo me casé contigo
porque ella me lo mandó¡

Conque a ver si tu conciencia
se aprende esta copla mía
muy semejante a aquel canto
que escuchamos aquel día
sin sabé quién lo cantaba
ni de qué rincón salía:

A la madre de mi alma
la quiero desde la cuna,
¡por Dios! no me la avasalles
¡que madre no hay más que una
y a ti,a ti te encontré en la calle!

Las Flores del Mal; Charles Baudelaire

La necedad, el yerro, la culpa, la codicia,
ocupan nuestro espíritu, trabajan nuestro cuerpo,
y como los mendigos se nutren de miseria,
nosotros nos nutrimos de remordimientos.

Nuestro pecado es terco,la contrición cobarde;
nos hacemos muy bien pagar lo confesado,
y creyendo lavar con vil llanto las culpas,
nos volvemos alegres al camino del fango.

En la almohada del mal es Satán Trimegisto
el que sabe mecer y embrujar nuestra alma,
y el precioso metal de nuestra voluntad
evapora su mano químicamente sabia.

El diablo es quien maneja los hilos que nos mueven.
Atractivo encontramos en lo más repugnante;
cada día al infierno descendemos un paso
por tinieblas hediondas y espantosos lugares.

Igual que un libertino que besara y mordiese
el seno maltratado de una vieja ramera,
robamos al pasar un placer clandestino
que exprimimos lo mismo que naranja seca.

Espeso, hormigueante, como un millón de helmintos,
un pueblo de demonios hierve en nuestro cerebro;
y cuando respiramos baja a nuestros pulmones,
como un río invisible, la muerte, a paso quedo.

Si el estupro, el veneno, el incendio, el puñal,
no han bordado hasta ahora dibujos a capricho
en este cañamazo que destino llamamos
es, ¡ay! porque no somos lo bastante atrevidos.

Poeta, novelista y crítico de arte francés, nacido en París en 1821.
Al terminar sus estudios en Paris en 1834, fue enviado a las Antillas por su padrastro, quien quiso alejarlo de la vida bohemia y licenciosa que el joven llevaba. A su regreso a Paris inicia estudios de Derecho en 1840, incursiona en el ambiente literario entablando amistad con prominentes figuras del arte, y empieza a producir textos sobre crítica de arte y poesía.
Considerado como modelo y padre de la poesía moderna, publicó en 1857 su máxima obra, "Las flores del mal", desatando una gran polémica por considerarla como una ofensa contra la moral pública. Luego aparecieron "Pequeños poemas en prosa" y Paraísos artificiales publicados en 1860.
La sífilis que contrajo debido a su vida desordenada, le produjo afasia y una parálisis parcial que lo condujo a la muerte en 1867.
"Curiosidades estéticas", "El arte romántico", "Mi corazón al desnudo" y su "Epistolario" fueron publicados póstumamente. ©

LAS FLORES DEL MAL

Pero entre los chacales, las panteras, los linces,
los monos y escorpiones, los buitres, las serpientes,
los monstruos aulladores, rampantes, gruñidores,
en esa fauna horrible del vicio, ¡uno aparece¡


Más feo todavía, más malo, más inmundo!
Sin gesticulaciones, sin lanzar grandes gritos,
hiciera, por su gusto, de la tierra un despojo,
se tragaría el mundo de un bostezo infinito.

¡Es el tedio! Él nos llena de llanto sin motivo,
y fumando su pipa, imagina cadalsos.
Tú conoces, lector, al delicado monstruo
-hipócrita lector-, -igual a mí-, ¡mi hermano!


Tristezas de la luna

Esta noche la luna sueña con más pereza,
Cual si fuera una bella hundida entre cojines
Que acaricia con mano discreta y ligerísima,
Antes de adormecerse, el contorno del seno.

Sobre el dorso de seda de deslizantes nubes,
Moribunda, se entrega a prolongados éxtasis,
Y pasea su mirada sobre visiones blancas,
Que ascienden al azul igual que floraciones.

Cuando sobre este globo, con languidez ociosa,
Ella deja rodar una furtiva lágrima,
Un piadoso poeta, enemigo del sueño,

De su mano en el hueco, coge la fría gota
como un fragmento de ópalo de irisados reflejos.
Y la guarda en su pecho, lejos del sol voraz.

"El vino del solitario"

La singular mirada de una mujer galante
Que llega hasta nosotros como la blanca luz
Que enviara la luna al lago tembloroso
Cuando quiere bañar su indolente belleza;

Los últimos escudos que tiene un jugador;
Un beso lujurioso de la flaca Adelina;
Los ecos de una música cálida y enervante
Como el grito lejano del humano sufrir,

No vale todo ello, oh botella profunda,
El penetrante bálsamo que tu fecundo vientre
Ofrece al corazón del poeta abrumado;

Tú le dispensas vida, juventud y esperanza
-Y orgullo, esa defensa frente a toda miseria
Que nos vuelve triunfales y a dioses semejantes.

Soledades y otros Poemas. Antonio Machado.

Nació en Sevilla en 1875. Estudió con su hermano Manuel en Madrid en la Institución Libre de Enseñanza. En París cursa Filología, mientras traduce para la casa Garnier; en donde conoce a Rubén Darío. Gana una cátedra de Francés y es destinado a Soria. Se casa con Leonor en 1909. Su esposa enferma falleciendo en 1912, causando una irreparable herida en el alma de Antonio Machado.Ejerce profesorado en Baeza y Segovía, colaborando también con su hermano en Obras teatrales. Fue elegido miembro de la Academia Española y Francia le otorgó las Palmas Académicas.Al iniciar la guerra civil en 1936 se traslada a Valencia y en Febrero de 1939 parte al exilio con su madre falleciendo ese año en Colliure Francia. Hombre de vida silenciosa, creó una poesía sincera, desprovista de halago retórico, sobría y varonil.
Soledades 1903, y otras obras en Soledades, galerías y otros poemas (1907).

"Soledades"
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
-----------------------------
Amanecer de otoño

Una larga carretera
entre grises peñascales,
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros.
Zarzas, malezas,jarales.

Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,
hacia la curva del río.

Tras los montes de violeta
quebrado el primer albor:
a la espalda la escopeta,
entre sus galgos agudos,
camina un cazador.
-----------------------

Sol de invierno

Es mediodía. Un parque.
Invierno. Blancas sendas;
simétricos montículos
y ramas esqueléticas.
Bajo el invernadero,
naranjos en maceta,
y en su tonel, pintado
de verde, la palmera.
Un viejecillo dice,
para su capa vieja:
"¡El sol, esta hermosura
de sol!..." Los niños juegan.
El agua de la fuente
resbala, corre y sueña
lamiendo, casi muda,
la verdinosa piedra.
--------------------------

Una noche de verano

Una noche de verano
–estaba abierto el balcón
y la puerta de mi casa–
la muerte en mi casa entró.
Se fue acercando a su lecho
–ni siquiera me miró–,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. "¿Qué has hecho?"
La muerte no respondió.
Mi niña quedó tranquila,
dolido mi corazón,
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!
-----------------------------

Soñé

Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!

Soy una ladrona. Y otros Poemas Carlos Rivas Larrauri

Siñor Juez, qui no culpen a naiden
¡soy una ratera!
y qui no vaya a pagar algún otro
las culpas ajenas...
yo juí la qui anochi ¡robo esa muñeca!
No Señor, yo en jamas había robado,
yo siempre juí honrada y siempre juí güena
y manque haiga dijado de serlo
me siento tranquila y estoy satisfecha.
Verá asté siñor juez, tengo una hija
qui orita anda en siete años apenas,
y qui va pa seis meses la probe
está tan inferma del pecho
que pue qui ya pa estas horas
la jalle ya muerta...
Y la quero con toda el alma
y la quero con todas mis juerzas
y pa mí no hay cariño en el mundo
qui se pueda igualar con el di ella.

Dende qui hace ya un año mi viejo
se murió y nos dejó en la miseria,
no he sabido lo qui es un minuto
en qui no haya tenido, hartas penas,
en qui no haya tenido, hartas hambres,
y en qui no haya sufrido pobrezas.

Pues ayer qui fué cinco de enero
me dijo mi nena: mamá, mamacita,
me ha dicho chabela qui los Santos Reyes
esta nochi llegan, a trairles juguetes
a las niñas güenas,
y yo mamacita ¡quero una muñeca!
Una de esas rorritas tan chulas
qui cierran los ojos cuando las acuestan.

Si es cierto m'hija qui los Santos Reyes
esta nochi llegan,
a trairles juguetes a las niñas güenas,
pero solo les traen a las ricas
de las probes ¡no siempre se acuerdan!
mamá, eso no es cierto,
yo se qui los Reyes
nunca olvidan, ¡a las niñas güenas!
¡verás como vienen!
¡no quero dormirme, pa ver cuando llegan!

Pero luego , a poco qui la calentura
li acabó las juerzas,
se quedó dormidita y entonces
agarré el ribozo y di una carrera;
juí con la patrona di onde yo trabajo
haci arto tiempo como lavandera;
le pedí emprestados dos pesos cincuenta
y ella no me quizo emprestar ni un fierro;
salí rete muina de pena, pensando en m'hijita,
cuando en una pieza ondi no había naiden,
sobre una silla, vide una muñeca,
una de esas rorritas tan chulas
qui cierran sus ojos cuando las acuestan.

Me quedé mucho tiempo mirándola,
pensé qui con ella
m'hijita, ¡podría morirse contenta!...
y ya intonces no pude aguantarme
robé la muñeca y juí una ratera;
pero aquella noche m'hijita del alma
junto di su almohada ¡jalló una muñeca!

Siñor juez, qui no culpen a naiden
¡yo soy la ratera!
mándeme a la cárcel,
hagan lo qui queran;
Pero no he di decir onde vivo
ni manque me muera,
pos no quero que naide le quite
¡su rorra a mi nena!....

Harto se, qui no tiene remedio,
qui en tal vez ya horita
¡la probe esté muerta!
Pero quero qui muera tranquila,
tranquila y contenta,
con aquella carita qui puso
¡cuando vió la rorra junto di ella!

Y ora, ya lo saben,
Soy una ratera,
de mí hagan todito lo qui queran,
pero a m'hija, a m'hijita del alma
¡déjenla tranquila hasta qui se muera!
-------

EL MIL SETECIENTOS CINCO

¡EL número de la suerte...!
¡El mil setecientos cinco.. .!

¡ Quén quita y que se la saque,
merque siquera un cachito...!
¡ Fíjese en que suma trece
y es un número chulísimo...!

No sia'sté ansina, mi jefe,
yo sé bien lo que le digo... ¡
lo qu'es hoy le toca el premio
al mil setecientos cinco.. .!

Por su mamacita santa,
no sia'sté malo conmigo,
qu'en toditita la nochi
no he vendido ni un cachito
y manque ya son las doce,
no me he ganado ni quinto..

En l'ínter mi mamacita
está muy mala dialtiro,
y han d'estar chillando di hambre
mis otros cinco hermanitos,
pos yo, qui ora ando en diez años,
soy la mayor de los cinco...

No sia'sté malo, mi jefe,
y mérquemi usté un cachito..
¡Quién quita y que se la saque
el mil setecientos cinco!

Dende que, va pa cuatro años
que quedamos guerfanitos,
porque a mi güen siñor padre
nos lo mataron dialtiro
a la mala en un bodorrio
por culpa di un mal amigo,
dende'ntonces mesmamente
por Dios que no hemos sabido
lo qu'es pasar una nochi
sin qui haiga hambre o haiga frío...

Conque. . . ándeli usté, mi jefe,
juegue siquera un cachito...
¡ Verá como se la saca
el mil sestecientos cinco


No, patrón, yo no sé ler,
porque en jamás he podido ir a l'escuela...
Primero por cuidar mis hermanitos;
dimpués porque mi mamá quedó tullida
dialtiro de tanto andarse tallando
en eso de fregar pisos,
y ora... pos porqui hay qui andar
muncho pa ganarsi un quinto
y que no se muera di hambre
ni ella ni mis hermanitos...
Con qui ándeli usté patrón...
Le voy a dar un cachito...

¿Qué cosa dice, mi jefe...?
¿Qué no merca'sté un cachito...?
¿Qué lo quere todo intero?
¡Qué gueno es usté conmigo...!

Ansina, con estos jierros,
tendrán pan mis hermanitos,
mi mamacita su leche y yo...
¡ pos munchos cariños!

¡ Patrón, munchi'simas gracias!
¡ Munchas gracias, jefecito...!
¡ Dios quera que se la saque
el mil setecientos cinco...!
-------

Poema: Pue´que Me Rajara.

¿Que vaya yo a verla?... ¡Ni manque esté loco¡
¡Antes qu´ir a verla, primero me matan!
Pa mi, como muerta;
a mí no m´importa qu´esté güena o mala;
yo no tenga culpa de lo que le pasa.
Y... mira, mi cuate, por lo que más queras,
no güelvas a hablarme d´esa desgraciada;
ni quero oir su nombre,
ni quero, ya d´ella saber ni palabra.

Tu sabes, mi hermano, que yo la quería con todita mi alma;
harto a ti te costa qui a naide en el mundo, crioque ni a mi madre,
¡ni a mi madre santa he querido tanto como a aquella ingrata...!
¿Pa´quén trabajando me pasaba el día?... ¿Pa´quén era todo lo que yo ganaba?..
¿Pa´quién mi cariño?... ¿Pa´quén mi costancia?..
Y aluego... ¿pa´qué? Dimpués de todo eso, ya vites, manito, cómo jue la paga...
Dendi antes, mucho antes qu´ella se largara,
yo vide clarito que ya mi cariño no le daba di ala;
yo vide clarito qu´estaba a desgusto; ya no era la mesma mujer de su casa;
ya era sólo el lujo lo qué le cuadraba.. Y como soy probe,
y pa ella era poco lo que yo ganaba, no quiso la indina seguir siendo honrada,
s´echó pa la calle... se tiró a la vida... y jue una de tantas...

Y ora qui han pasado dos años de qui anda
rodando y rodando mesmamente como si juega hilacha;
ora qu´está probe; ora qu´está mala;
ora que no tiene quen si ocupe d´ella,
ni quén se priocupe de lo que le pasa;
ora que ricuerda que cuando era guena nada le faltaba,
ora es cuando qu~e que yo la perdone
y que vaya a verla, pero... ¡qué esperanzas¡

¡Antes qu´ir a verla primero me matan!

Pero, oye, manito.. . aguárdati un pelo;
hazme una valona antes que te vayas; di ai sobre la mesa agarra esos jierros,
son los de mi raya.
Llévaselos todos... llévaselos luego.
No vaya a ser cosa de que li hagan falta...
Pero eso sí; júrame que no has de decirle de mí una palabra...
No quero que sepa que mi ocupo d´ella,
No quero que sepa ni quén se los manda,
porque, si si alivia, pue ser qui algún día,
la muy atascada, si alcanzara el punto de venir a verme
pa darme las gracias, y si viene a verme y en sus ojos prietos
-más prietos que su alma-, deviso que bulle siquera una lágrima,
pue que me ricuerde de cuando la quise con todita mi alma;
pues que me ricuerde que sólo vivía resollando el aigre qu´ella resollaba;
pue ser que de nuevo me buiga esta cháchara,
y manque he jurado que nada ni naide,
por nada del mundo, mi hará perdonarla,
si ansina sucede... si ansina ricuerdo...
si miro en sus ojos siquera una lágrima...
antonces, mi cuate... ¿pa qué he d´engañarte?
Manque soy muy hombre... ¡pue que me rajara!
------------

EL MIL SETECIENTOS CINCO

¡EL número de la suerte...!
¡El mil setecientos cinco.. .!

¡ Quén quita y que se la saque,
merque siquera un cachito...!
¡ Fíjese en que suma trece
y es un número chulísimo...!

No sia'sté ansina, mi jefe,
yo sé bien lo que le digo... ¡
lo qu'es hoy le toca el premio
al mil setecientos cinco.. .!

Por su mamacita santa,
no sia'sté malo conmigo,
qu'en toditita la nochi
no he vendido ni un cachito
y manque ya son las doce,
no me he ganado ni quinto..

En l'ínter mi mamacita
está muy mala dialtiro,
y han d'estar chillando di hambre
mis otros cinco hermanitos,
pos yo, qui ora ando en diez años,
soy la mayor de los cinco...

No sia'sté malo, mi jefe,
y mérquemi usté un cachito..
¡Quién quita y que se la saque
el mil setecientos cinco!

Dende que, va pa cuatro años
que quedamos guerfanitos,
porque a mi güen siñor padre
nos lo mataron dialtiro
a la mala en un bodorrio
por culpa di un mal amigo,
dende'ntonces mesmamente
por Dios que no hemos sabido
lo qu'es pasar una nochi
sin qui haiga hambre o haiga frío...

Conque. . . ándeli usté, mi jefe,
juegue siquera un cachito...
¡ Verá como se la saca
el mil sestecientos cinco


No, patrón, yo no sé ler,
porque en jamás he podido ir a l'escuela...
Primero por cuidar mis hermanitos;
dimpués porque mi mamá quedó tullida
dialtiro de tanto andarse tallando
en eso de fregar pisos,
y ora... pos porqui hay qui andar
muncho pa ganarsi un quinto
y que no se muera di hambre
ni ella ni mis hermanitos...
Con qui ándeli usté patrón...
Le voy a dar un cachito...

¿Qué cosa dice, mi jefe...?
¿Qué no merca'sté un cachito...?
¿Qué lo quere todo intero?
¡Qué gueno es usté conmigo...!

Ansina, con estos jierros,
tendrán pan mis hermanitos,
mi mamacita su leche y yo...
¡ pos munchos cariños!

¡ Patrón, munchi'simas gracias!
¡ Munchas gracias, jefecito...!
¡ Dios quera que se la saque
el mil setecientos cinco...!

Poema Pue´que Me Rajara. Carlos Rivas Larrauri

¿Que vaya yo a verla?... ¡Ni manque esté loco¡
¡Antes qu´ir a verla, primero me matan!
Pa mi, como muerta;
a mí no m´importa qu´esté güena o mala;
yo no tenga culpa de lo que le pasa.
Y... mira, mi cuate, por lo que más queras,
no güelvas a hablarme d´esa desgraciada;
ni quero oir su nombre,
ni quero, ya d´ella saber ni palabra.

Tu sabes, mi hermano, que yo la quería con todita mi alma;
harto a ti te costa qui a naide en el mundo, crioque ni a mi madre,
¡ni a mi madre santa he querido tanto como a aquella ingrata...!
¿Pa´quén trabajando me pasaba el día?... ¿Pa´quén era todo lo que yo ganaba?..
¿Pa´quién mi cariño?... ¿Pa´quén mi costancia?..
Y aluego... ¿pa´qué? Dimpués de todo eso, ya vites, manito, cómo jue la paga...
Dendi antes, mucho antes qu´ella se largara,
yo vide clarito que ya mi cariño no le daba di ala;
yo vide clarito qu´estaba a desgusto; ya no era la mesma mujer de su casa;
ya era sólo el lujo lo qué le cuadraba.. Y como soy probe,
y pa ella era poco lo que yo ganaba, no quiso la indina seguir siendo honrada,
s´echó pa la calle... se tiró a la vida... y jue una de tantas...

Y ora qui han pasado dos años de qui anda
rodando y rodando mesmamente como si juega hilacha;
ora qu´está probe; ora qu´está mala;
ora que no tiene quen si ocupe d´ella,
ni quén se priocupe de lo que le pasa;
ora que ricuerda que cuando era guena nada le faltaba,
ora es cuando qu~e que yo la perdone
y que vaya a verla, pero... ¡qué esperanzas¡

¡Antes qu´ir a verla primero me matan!

Pero, oye, manito.. . aguárdati un pelo;
hazme una valona antes que te vayas; di ai sobre la mesa agarra esos jierros,
son los de mi raya.
Llévaselos todos... llévaselos luego.
No vaya a ser cosa de que li hagan falta...
Pero eso sí; júrame que no has de decirle de mí una palabra...
No quero que sepa que mi ocupo d´ella,
No quero que sepa ni quén se los manda,
porque, si si alivia, pue ser qui algún día,
la muy atascada, si alcanzara el punto de venir a verme
pa darme las gracias, y si viene a verme y en sus ojos prietos
-más prietos que su alma-, deviso que bulle siquera una lágrima,
pue que me ricuerde de cuando la quise con todita mi alma;
pues que me ricuerde que sólo vivía resollando el aigre qu´ella resollaba;
pue ser que de nuevo me buiga esta cháchara,
y manque he jurado que nada ni naide,
por nada del mundo, mi hará perdonarla,
si ansina sucede... si ansina ricuerdo...
si miro en sus ojos siquera una lágrima...
antonces, mi cuate... ¿pa qué he d´engañarte?
Manque soy muy hombre... ¡pue que me rajara!

Poema Porque Me Quité Del Vicio de Carlos Rivas Larrauri

No es por hacerles desaigre…
Es que ya no soy del vicio…
Astedes mi lo perdonen,
pero es qui hace más de cinco
años que no tomo copas,
onqui ande con los amigos…
¿Qué si no me cuadra?…¡Harto!
Pa que he di hacerme el santito:
he sido reteborracho;
¡como pocos lo haigan sido!
¡Perora si ya no tomo,
manque me lleven los pingos!
Dendi antes que me casara
encomencé con el vicio;
y, aluego, ya de casado
también le tupí macizo…
¡Probecita de mi vieja!
¡Tan güena siempre conmigo…!
¡Por más que l´hice sufrir
nunca me perdió el cariño!

Era una santa la probe,
y yo con ella un endino;
nomás porque no sufriera
llegué a quitarme del vicio,
pero, poco duró el gusto,
la de malas se nos vino
y una nochi redepente,
quedó com´un pajarito.
Dicen que juel corazón…
Yo no sé lo que haiga sido;
pero sento en la concencia
que jue mi vicio cochino
el quizo que nos dejara
solitos a mí y a m´hijo,
¡un chilpayate di ocho años
que quedaba güerfanito
a ledá en qui hace más falta
la madre con su cariño!

Me sentí disesperado
de verme solo con mhijo…
¡Probecita criaturita!
Mal cuidado…mal vestido
sempre solo…¡Ricordando
al ángel que´bia perdido!

Entonces pa´no pensar
golvi a darle recio al vicio,
porque poniéndome chuco,
me jallaba más tranquilo,
y cuando yastaba briago
y casi jueras de juicio,
parece que mi dijunta
taba allí, ¡junto conmigo!

Al salir de mi trabajo
m´iba yo con los amigos,
y, aluego, ya a medios chiles,
mercaba yo harto refino
y regresaba a mi casa
onde mi aguardaba m´hijo;
y allí, ¡duro!, trago y trago,
hasta ponerme bien pítimo…

¡Y aistaba la tarugada!
Ya endinantes les he dicho
lueguito vía a mi vieja
que llegaba a hablar conmigo
y encomenzaba a decirme
cosas de mucho cariño,
y yo, a contestar con ella,
como si fuera dialtiro
cierto lo questaba viendo,
en tan mientras que mhijo
si abrazaba a mi asustado
diciéndome el probe niño:

«¿Onde está mi mamacita?
Dime on tá, papacito…
¿Es verdad que testá hablando?
¿Cómo yo no la deviso…?»
«Pos qué no la ve, tarugo,
¡vaye que li haga cariños!»
¡Y el probecito lloraba
y pelaba sus ojitos
buscando ritiasustado
a aquella a quen tanto quiso…!

Una noche, al regresar
destarle dando al oficio,
llego y, al abrir la puerta,
¡ay Jesús, lo que deviso!
Hecho bola sobre el suelo,
taba tirado mi niño,
risa y risa comun loco,
y pegando chicos gritos…

«¿Qué te pasa?…¿Qué sucede…?
¿Ti has güelo loco dialtiro…?»
Pero intonces, en la mesa,
videl frasco del refino,
que yo bia dejado lleno,
enteramente vacío.

Luego luego me di cuenta
y me puse retemuino:
«¿Qui has hecho, escuincle malvado»
¡Ya bebites el refino…!
«¡Paqui aprendas a ser güeno,
voy a romperte l´hocico…!»

Y luego con harto susto
que l´hizo golver al juicio,
y con una voz di angustia
que no he di olvidar, me dijo:

«¡No me pegues…no me pegues…!
No soy malo, papacito.
¡Jue pa ver a mi mamita
como cuando habla contigo!
¡Jue pa quella me besara
y mhiciera hartos cariños!»

Dendentonces ya no tomo
onqui ande con los amigos…
No es por hacerles desaigre,
pero ya no soy del vicio…
Y cuando quiero rajarme
porque siento el gusanito,
de tomarme alguna copa,
nomás mi acuerdo de mhijo
y entonces si ya no tomo
¡manque me lleven los pingos…!

El romance de la niña negra. Luis Cané

Luis Cané, escritor argentino nacido en Mercedes el 1 de marzo de 1897 y fallecido el 1 de marzo de 1957.

Destacó como poeta, aunque también escribió prosa (Marido para mi hermanita y El amor de las muchachas) y teatro (Vanidad, La mujer que yo he soñado, y Un agujero para mirar el cielo, las tres estrenadas en el Teatro del Pueblo).

Debutó con, Mal estudiante en 1925, donde desarrolla ya su estilo travieso, despreocupado, juvenil, adolescente. Con Romancero del Río de la Plata (1936), Cancionero de Buenos Aires (1937), y Nuevos romances y cantares de la colonia (1938), elabora una entrañable oda a Buenos Aires.

Su poesía estuvo influida por el Siglo de oro español, sobre todo por Quevedo, Góngora y Lope de Vega

Toda vestida de blanco,

almidonada y compuesta,

en la puerta de su casa

estaba la niña negra.

Un erguido moño blanco

decoraba su cabeza;

collares de cuentas rojas

al cuello le daban vueltas.


Las otras niñas del barrio

juegan en la vereda;

las otras niñas del barrio

no quieren jugar con ella.


Toda vestida de blanco,

almidonada y compuesta,

en un silencio sin lágrimas,

lloraba la niña negra....


Toda vestida de blanco,

almidonada y compuesta,

en un féretro de pino

reposa la niña negra.

A la presencia de Dios

un ángel blanco la lleva;

la niña negra no sabe

si ha de estar triste o contenta.


Dios la mira dulcemente,

le acaricia la cabeza

y hermosas alas blancas

a sus espaldas sujeta.

Los dientes de mazmorra

brillan en la niña negra.

Dios llama a los ángeles

y dice: ¡Jugad con ella!.

Poema Ebriedad De Dios. Luis Armenta Malpica


Luis Armenta Malpica.Escritor mexicano.Nació en la ciudad de México en 1961 pero radica en Guadalajara, Jalisco desde 1975. Ha ganado diversos reconocimientos nacionales e internacionales en poesía, cuento y novela Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Poesía de Nayarit (1994) y el Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura (1996). Director de Mantis editores. Ganador de casi cuarenta reconocimientos nacionales e internacionales en poesía, cuento y novela, entre los que destacan los premios “Clemencia Isaura”, “Efraín Huerta”, “Ramón López Velarde”, “Alí Chumacero”, “Benemérito de América”, “Amado Nervo” e iberoamericano de poesía “Continentes”. Expremio de poesía Aguascalientes, en 1996. Autor de 12 poemarios publicados: Voluntad de la luz, Cantara, Terramar, Des(as)cendencia, Vino de mujer, Nombradía _desde el hielo anterior, Ebriedad de Dios, Luz de los otros, Ciertos milagros laicos, La pureza inaugural, Mundo Nuevo, mar siguiente y Sangrial. Traductor de Éric Roberge, Dominique Lauzon, Élise Turcotte, Jean-Marc Desgent y André Roy. Su trabajo narrativo, poético y de ensayo aparece en diversas antologías (en inglés, francés, italiano, ruso y español) de México, EU, Italia, Rusia, Argentina y Chile.



Poema Ebriedad de Dios (3)

Jamás voy sola a misa;
me llevo los pecados de mi esposo
y su esposa, uno o dos
de mis hijas, alguno de mi hermano
todos los de mi madre…
hasta llenar el bolso que hace juego conmigo.

Y Dios, distante y sin moverse
parece consternado ante mis confesiones.

Rezo en latín -como hacen las mujeres pecadoras-
y en español castizo, un sacerdote
(sin mirarme a los ojos)
me da por penitencia un par de aves marías
que lanzo, pronta, al vuelo.

En casa
sin bolso ni tacones
me sirvo alguna copa de aguardiente
y observo largo rato un crucifijo.

Y sé que a Dios tampoco le hace gracia
el que vivamos juntos.

(Este poema obtuvo el primer lugar de los Juegos Florales Nacionales de Santiago Ixcuintla, Nayarit, en 1997).


Poema Ebriedad De Dios (1)
de Luis Armenta Malpica

Uno vuelve, siempre, a los viejos sitios
donde amó la vida.
César Icella

Esa tristeza lenta del recuerdo
se nos va desdoblando por la cara.
Y en lugar de los ojos
se humedecen dos profundas hogueras
en donde alguna vez frotamos nuestras manos
con las de un ser querido.

Entonces el amor era un barril de pólvora.
Una mecha muy corta nos unía.

Nuestra casa era un papel periódico
con un asombro nuevo en las noticias.
Pero llegó la lluvia y sus relámpagos.
Las hojas de la casa no fueron suficientes para formar un barco
que nos sacara a flote.
Intenté resistir escribiendo en las hojas nuestra casa quemada.
Naufragué por mis dedos.

Luego encontré en el vino las múltiples razones
para escapar de todo:
de mi madre y mis hijas, de ti
mi propia sombra.
Era increíble ver que en un vaso cupieran
la luz que yo buscaba, y el fondo
inacabable
de lo que yo no quise.
Me alejé de la lumbre
para hallar en los hielos que enfriaban mis angustias
un barrio conocido.

Allí, dueña de las paredes, las sábanas del vino me negaban los cláxones
el timbre del teléfono
el puño que golpeaba mi nombre por la puerta:
el contacto caliente con el piso.

Yo solo pedía tiempo, no a Dios.
Le pedí alguna calle, otra lepra en un vaso
otra memoria.

Me fui acabando entera
sin terminar el vaso ¾tan lleno¾ de mi vida.
Lenta, en verdad, la vida
a pesar del galope del inicio.

Apuro lo que bebo
y no se acaba
al contrario: es más lo que me culpa.
Cada uno se despide del mundo
como puede…
Yo pretendo el sigilo, para no avergonzarme
de no enfrentar los ojos de los tantos que me aman.

El vino es otra herida
inflamatoria
para que el hombre sepa de la muerte.

Sin embargo, cuando empiezo a morirme
Dios hace mucho ruido
y me despierta.
Y en lugar de ir a la cocina por un vaso
voy a la habitación de mis tres hijas, para mirar si duermen…
y besarlas, si puedo.


Poema Ebriedad De Dios (2)
de Luis Armenta Malpica

De niña me enseñaron que yo era una manzana
y el hombre era el cuchillo.
Las mujeres teníamos que lograr que nos pelaran
se hundieran hasta el mango en nuestra carne
y le dieran salida a las semillas.

Ya en espiral
-con nuestra piel deforme, oscura por el tiempo-
el amor podía ser algún mordisco
un apretar los dientes
y ser mujer
callando…

Pero yo no callaba… me decía en los poemas.

A golpes -como aprendió su madre-
fue lección de mi madre: la cocina es el mundo
de la mujer que calla.
Entre especias, vinagres y embutidos
esa dulce manzana de mi vida se llenó de gusanos.

No callaba: mis hijas me costaron, cuando menos, un grito.
El amor, esa lata carísima
se quedó en la alacena.
Un día, por buscarle acomodo al aguardiente
lo tiré a la basura.

Sé lo que hacen los lazos en todas las mujeres
aunque sean familiares.
Al encender el horno (¡ay, Sylvia Plath, te envidio!)
al picar la cebolla
lo recuerdo…
Las profundas estrías de la garganta
son mi paso de Dios
a la intemperie.

Perdí mi casa
cuando llegó el alcohol como el mesías.
Después perdí a mis hijas, una a una.
Pero rezaba, así, como callando: «Señor, esta es tu sangre…»

Tu madre se nos muere
les digo a mis tres hijas, luego de cada sorbo.
Ellas tan solo lloran, muy quedito
como diciendo: ¿cuándo!

sábado, 20 de marzo de 2010

No me mueve mi Dios...Santa Teresa de Avila /

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
(POEMA CUYA AUTORÌA HA SIDO ATRIBUÌDA
TAMBIÈN A FRAY FRANCISCO XAVIER
Y FRAY MIGUEL DE GUEVARA )

En los besos de mi madre creo. José Castillo Peraza

No olvido en mi infancia cierto día
mi Madre me estrechó y en sus excesos
diome en la frente cariñosos besos,
cuyo grato calor, aún no se enfría.

!Qué consejos me dió¡! cuánto me dijo¡
practica la virtud, !huye del vicio¡
procede siempre con prudencia y juicio
!y mi nombre honrarás¡ como buen hijo.

Aún es temprano y aunque niño seas,
debo enseñarte con afán profundo;
llegas apenas al dintel del mundo
y fuera de mi amor !en nada creas¡

Al expresarme su mejor deseo
comprendí !que su amor era infinito¡
y desde entonces sin cesar repito:
!sólo en los besos de mi madre creo¡

Parábola del Resucitado.

Jesús entre las sombras vagaba solitario
bajo sus vestiduras, albas como un sudario,
y viendo en lontananza las torres de una bella
ciudad, los lentos pasos enderezó hacia ella;
y cuando estuvo cerca llegaron a sus oídos
clamores de alborozo , cantos báquicos, ruidos
de copas que se chocan y ecos de serenata;
vió un palacio dórico con ferias columnatas
de mármol y las puertas orladas de olorosas
guirnaldas y festones de nardos y de rosas.

Jesús entró al palacio de mármol y en la sala
solemne del banquete, sobre un lecho de gala
y en medio de hetairas y momios y poetas
vió a un jóven, coronadas las sienes de violetas;
el Galileo con dulce y congojado
acento ¿Porqué? le dijo ¿vives en el pecado?
y el mancebo repuso "Señor, yo era un leproso
y me tornaste limpio como en la edad primera,
¿porqué, joven y fuerte, vivir de otra manera?

Jesús se alejó entonces de la mansión florida
y en medio de la calle vió a una mujer vestida
de púrpura, el cabello sujeto con cintillas
y con ajoncas de oro en los tobillos.
Tras ella iba un patricio y ardía en su mirada
de sátiro, el deseo con loca llamarada.
¿Porqué? dijo el rabino ¿la miras de ese modo?
¿no sabes que la carne solo es tristeza y lodo?
el hombre responió: Señor yo estaba ciego
vivía en las tinieblas, más Tú que oyes el ruego
de sordos y de mudos de mancos y de cojos
con mano compasiva la luz diste a mis ojos
y ¿qué quieres? oh Maestro¡ que yo haga con la vista?

Y a la mujer liviana se acercó al Rabino
y preguntó: ¿ignoras que existe otro camino
que el del pecado? y ella repuso con la boca
fragante y cerecina llena de risa loca:
Señor¡ tu me absolviste de todos mis errores¡
y en el camino que ando !mis pies van sobre flores¡

Jesús se alejó entonces de la Ciudad impura
y lejos de sus puertas, en la árida llanura,
vió a un hombre que lloraba con hondo abatimiento;
¿Porqué lloras? le dijo con amoroso acento
¿porqué corren tus lágrimas salobres como el más?
Yo estaba,Señor,entre los muertos clamó con voz dolida
el joven, !y tu verbo me devolvió la vida¡
Y ¿ Para qué es la vida si no para llorar?

El Milagro de la sangre.

Sangre manaba aún de su costado
cuando un judío que advirtió la herida
díjole con el puño levantado:
"¿No dices que eres Dios? ¿cómo se explica
que Dios esté clavado en un madero?
¡bájate de ahí si son tan ricas
las fuerzas de tu Reino verdadero!

Y tomando en su mano pecadora
una gota de sangre del Rabí
le dijo con voz dominadora:
"¿ésta es la sangre que tu pueblo adora?
si es igual a la sangre que hay en mí.

Cristo le respondió: ¡Mírala ahora!
y temblando el judío en esa hora
abrió la mano ¡y se encontró un rubí !

Jesús y el Mendigo. Parábola

MARCHABA EL BUEN JESÚS POR EL CAMINO
EN SUS LARGAS JORNADAS POR EL MUNDO;
Y ERA ENTRADA LA NOCHE CUANDO VINO
A POSTRARSE A SUS PIES UN VAGABUNDO.

Y LE DIJO CON JÚBILO Y CON LLANTO,
¿ ERES JESÚS EL NAZARENO? CUANTO
TE HE BUSCADO SEÑOR, PARA QUE ME HAGAS
UN GRANDÍSIMO BIEN, Y ABRIOSE EL MANTO
Y EL CUERPO LE MOSTRÓ LLENO DE LLAGAS.

DE PUEBLO EN PUEBLO VOY PARA QUE VEAN
MIS ULCERAS SANGRANTES Y MITIGUEN
MI DOLOR,PERO LOS HOMBRES ME APEDREAN
Y LOS PERROS RABIOSOS ME PERSIGUEN.

TEN PIEDAD DE MIS LLAGAS MISERABLES
TÚ, QUE LLEVAS EL BIEN POR DO CAMINAS,
¡TÓCALAS CON TUS MANOS ADMIRABLES!
QUE CONVIERTEN EN ROSAS LAS ESPINAS.

ASÍ HABLÓ EL MENDIGO CON TRISTEZA;
Y ENTONCES CRISTO, DE TERNURA LLENO,
PUSO UN BESO DE PAZ EN SU CABEZA
Y LE HIZO DESCANSAR SOBRE SU SENO.

DICIÉNDOLE.. POR TODAS TUS QUERELLAS
YO MEZCLARÉ MIS LÁGRIMAS CONTIGO;
¡ Y LLORÓ TANTAS! QUE LO BAÑO EN ELLAS,
Y AL MIRAR SUS HERIDAS EL MENDIGO
!LAS HALLÓ, SALPICADAS CON ESTRELLAS¡.

( Autor desconocido ) No tengo referencia
de quién es el autor. Algunos han indicado
amablemente que es de Amado Nervo. No encuentro
en ningún lado algo para confirmarlo.
En la página http://www.poema-de-amor.com.ar/
hay una lista de poemas de Amado Nervo, y no la
encuentro. Si alguien tiene información fiel
de la autoría, le agradeceré mucho.

Mater Admirabilis . Antonio Medíz Bolio

Antonio Medíz Bolio fue un abogado, poeta, periodista, mayista, historiador y político mexicano, nacido en Mérida, Yucatán, en 1884, y muerto en la Ciudad de México en 1957. Fue hermano de dos connotados escritores yucatecos: Fernando y María, ambos también maestros.
Terminó la carrera de leyes en el Instituto Literario del Estado de Yucatán, graduándose de abogado en 1907 con la tesis El derecho de huelga. Muy joven inició sus actividades como periodista en La Revista de Mérida, dirigida por Carlos R. Menéndez, donde publicó sus primeros poemas. Luego colaboró en Pimienta y Mostaza y en El Salón Literario. Fue también colaborador del diario México Nuevo dirigido por el periodista Juan Sánchez Azcona.
Fue Secretario de Gobierno en Yucatán en 1903. Colaboró en el gobierno de Salvador Alvarado como director de La Voz de la Revolución, periódico que surgió como resultado de la incautación de la Revista de Yucatán al periodista Carlos R. Menéndez con quien sostuvo, sin embargo una gran amistad después de esos acontecimientos. Sufrió persecución política por el hecho circunstancial de haber sido Diputado -la primera ocasión- en el tiempo en que se suscitó el golpe de estado de Victoriano Huerta en contra del Presidente Francisco I. Madero. Como resultado de esto tuvo que abandonar el país, expatriándose en La Habana, en donde trabajó en el Heraldo de Cuba, periódico desde el que combatió la usurpación de Huerta.
Ya de regreso en México, fue precandidato en 1933 al Gobierno del Estado de Yucatán resultando perdedor frente a César Alayola Barrera, quien gobernó Yucatán entre 1934 y 1935. Otra vez Diputado federal en la XXIII Legislatura y, más tarde, Senador de la República en la XLII Legislatura al Congreso de la Unión. Se desempeñó asímismo en el servicio exterior, como primer secretario de la legación mexicana en España, en Suecia, en Argentina, en Colombia y como embajador en Costa Rica.
Políticamente se le conoció por sus posturas conservadoras y conciliatorias.
Obra literaria [editar]
Pero fue en el campo de la literatura en el que alcanzó altas cimas, gloria y reconocimiento generalizado, tanto en su patria como en el extranjero. Escritor de talla excepcional. Inspirado Poeta. Con amplia cultura y niveles de erudición en muchos ámbitos. Dominaba la lengua maya y tradujo a tal lengua y de ese idioma al español una buena cantidad de obras. Desempeñó asímismo la docencia en cuestiones mayas, particularmente en historia y literatura. Fue profesor de literatura maya en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Escribió poesía, teatro, historia, novela, ensayo, guiones cinematográficos, comedia, fábula, zarzuela y opereta. En fin, un verdadero polígrafo.
Poesía [editar]

* Evocaciones (1903) Prologo de Delio Moreno Cantón.
* La casa de Montejo (1913)
* En medio del camino (1919) que contiene el célebre poema Manelich
* La Casa del Pueblo del Mayab (1928)
* Mater Admirabilis (1942)
* Las cuatro Colmayel. Las madres de las flores (1946)
* Siete poemas. Ilustrado por Fernando Castro Pacheco (1950)
* Mi tierra es mía con dibujos de Fernando Castro Pacheco (1953)
* Caminante del Mayab poema musicalizado por Guty Cárdenas
* Yukalpetén poema musicalizado por Guty Cárdenas
* Campanitas de mi tierra poema musicalizado por Guty Cárdenas

Prosa (novela y teatro) [editar]

* La tierra del faisán y del venado, poesía en prosa. Tal vez su obra cumbre, prologada por Alfonso Reyes. La primera edición fue ilustrada por Diego Rivera.
* Alma bohemia Drama en tres actos (1905)
* La guerra (1905)
* Las dos noblezas (1906)
* Suerte perra (1907)
* Vientos de montaña (1908)
* El sueño de Iturbide (1910)
* La ola (1917)

Zarzuela, Opereta y Poemas sinfónicos [editar]

* El marquesito enamorado (1917)
* La flecha del sol (1918)
* El acatamiento de Don Quijote a doña Consuelo Mayendía, alta y vencedora princesa de la jácara y del donaire (1919)
* Soñando (1924)
* La fuerza de los débiles (1927)
* La tierra del faisán y del venado (1928)
* El asesino (1930)
* Cenizas que arden (1948)

Ensayos [editar]

* El libro del Chilam Balam de Chumayel (1930)
* Introducción al estudio de la lengua maya (1943)
* Interinfluencia de la lengua maya y el español de Yucatán (1951)
* A la sombra de mi ceiba (1956)
* Historia de las revoluciones de Yucatán, desde la conquista hasta nuestros días (Póstuma)

Reconocimientos [editar]

* Fue miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, ingresó el 23 de mayo de 1951 y ocupó la silla III.[1]
* Doctor Honoris Causa de la Universidad del Sureste

Poema ¡Mater admirabilis!
Todos los hombres de todos los tiempos
aprendieron a hablar con esta palabra,
las luces de los cielos se encendían oyéndola,
los árboles de la tierra florecieron escuchándola,
y los pájaros la cantaron en sus nidos
y en el bramido de las fieras retumbaba.

Cuando nació la vida, todo dijo:
¡Madre luz!,
¡Madre tierra!,
¡Madre agua!
y se prendieron los fuegos de los sacrificios
en las cimas broncas de las montañas.

Y la primera diosa de los hombres
fue la madre de aquel que bajaba
todos los días a fecundar al mundo
desde los cielos llenos de llamaradas.

¡Isis! – dijeron en el misterio de los templos
los sacerdotes de las mitras doradas.

¡Ceres! – cantaron coronados de rosas
los hierofantes de la Hélade blanca.

¡Astarté! – en los mares fenicios
gritaron las voces de los nautas.

Y hace doscientos siglos, en el tiempo
en que el tiempo no se contaba,
¡Kinich Kakmó!,
¡Madre de la vida!,
¡Madre de la fuerza!,
¡Madre de la llama!
¡En la gloria mística de los solsticios
clamaban en éxtasis nuestros padres mayas!

¡María!, en la hora de los evangelios
la luz de los cielos desciende a las almas
y en medio del claro vuelo de los ángeles
sobre los humildes llenos de esperanza;
la mujer que tiene un manto de luceros
y el dragón vencido bajo de sus plantas
mares de dulzura derrama en la tierra
que hasta ella los ojos dolientes levanta,
con sed de ternura y hambre de justicia,
y con voz de herida humanidad le llama
¡Madre de Dios!,
¡Madre de misericordia!
y ella tiene al pecho, siete puñaladas
y en los ojos tiene siete estrellas fúlgidas
y lluvia de dones corren por sus lágrimas.

Dolor infinito y amor sin orillas,
¡Dolor y amor!, madre por divina gracia
¡Dolor y amor!, altas luces de la vida
¡Dolor y amor! grandes y eternas palabras.

Madre de los hombres, excelso prodigio
chispa de Dios dentro de la arcilla humana.
Mater dolorosa, la que siente al hijo
que al llegar al mundo, le rompe la entraña;
la que luego gime junto al negro túmulo
de aquel que ya nunca volverá a besarla.

La que sufre el crudo martirio sin nombre
de los abandonos, que desvelos pagan,
pero que perdona, que perdona siempre,
y bendice el filo que le hiere el alma.

La que llora el hondo vacío de la ausencia
y todas las noches enciende una lámpara
y todos los días reza porque vuelva
aquél que está lejos y no dice nada.
La que entrega el hijo, cuando se lo pide
La Madre de Madres, que se llama Patria.

La que en el silencio de los camposantos
vestida de luto como sombra pasa,
con las manos llenas de flores humildes,
y los ojos llenos de fúlgidas lágrimas.

!Mater amorosa que mece la cuna¡
¡Madre que sonríe, que sueña y que canta!
cuando el niño cierra los ojos que ignoran
las cosas terribles que la vida guarda.
La que peina y riza los bucles de oro
como un sol de fiesta, toda iluminada,
la que a todo pecho de ilusión respira
mientras los pañales pequeñitos lava,
la que borda luego la inicial de ensueño
sobre el joven pecho que revienta en ansias;
!La que besa el laudo que ganó el artista¡
y la cruz que el bravo !ganó en la batalla¡.

la que aroma el lecho del galán que busca
besos de quimera en reja romántica
o besos prohibidos en la pecadora fiesta
que su sangre de incendio arrebata.
!La que por un beso, sólo por un beso¡
casto y luminosos !sin dormir aguarda¡

La que teje el velo nupcial de la hija
que de su regazo florido se marcha
a los brazos recios del que se la roba
¡Porque así la vida, sin piedad lo manda!
La que luego enciende fuegos de alegría
y con rosas vivas el techo enguirnalda,
cuando el que ha sufrido retorna pidiendo
paz de nido para sus deshechas alas
descanso y abrigo para su fatiga;
manos que se posen en sus frías canas
y otra vez canciones que arrullen su sueño
y otra vez caricias que curen su alma.

¡Madre de los héroes!,¡Madre de los mártires!,
¡Madre del soldado que cayó en campaña!,
¡Madre del que sueña con la gloria arisca!,
¡Madre del que busca paz sin encontrarla!,
¡Madre del que vence con fortuna y fama!,
¡Madre de mendigos y de paladines!,
!de triunfantes próceres y de obscuros parias¡

¡Sean todas benditas en todas las lenguas,
por todos los hombres de todas las razas!
¡Mater admirabilis!
¡Santas madres nuestras!
¡Qué nos dieron todos sin pedirnos nada!


MANELICK. Antonio Medíz Bolio
Como una cabra arisca bajó de su montaña,
de su montaña que era salvajemente huraña,
como su espíritu hecho a las bravas alturas
como su cuerpo donde dejaron huellas duras
el sol de fuego, el soplo de las tormentas locas
las mordidas de lobos y arañazos de rocas.
Bajo de sus picachos a la llanura un día
allá dejó el rebaño,la choza, la jauría,
los agrios vericuetos, las claras soledades
dominio de las aguilas y de las tempestades.
Arriba dejó todo cuanto su vida era
y con un dulce sueño dentro del alma de fiera
vino a la tierra baja,la tierra misteriosa
que él miraba de lo alto como una vaga cosa
que no le era dado conocer hasta cuando
bajase por su amada, que lo estaba esperando.

La amada, la hembra llena de suavidad, aquella
que el miraba en las noches temblar en cada estrella,
a la que luego en sueños como una luz veía
y que en el sol brillaba al despertar el día.
Aquella en quien pensaba sin tregua año con año
viendo como en el risco se juntaba el rebaño,
y como en el silencio del monte dormido
las águilas buscaban el calor de su nido.

Y así vibrante, bajo las pieles de su sayo,
su ser, quizá engendro de una nube y un rayo,
ingenuo y primitivo, enamorado y fuerte,
el pastor bajó ese día de cara hacia la muerte.
Y allí en la tierra baja, en la tierra del amo
Manelick halló cruda decepción al reclamo
de un amor que él creía nuevo, fértil y suyo,
suyo no más, alegre como temprano arrullo
de tórtola, como eco de canción, un cariño
como un regazo donde durmiera un niño.
Y supo que allí, lejos de los hozcos rediles
que dejó en las montañas, los hombres eran viles
más viles y traidores que las malas serpientes
que abajo se arrastran, lo mismo que las gentes.
Y supo que su amo, el amo que le daba
la mujer que allá arriba como en sueños soñaba,
era más vil que todos y que también mentía
y que era como un lobo que robaba y huía.
Y supo algo más horrible, la mujer de su sueño
era del amo, el amo era el único dueño
de todo, de la tierra, del amor de su vida;
él era solo un siervo, la bestia escarnecida,
una cosa, un pedazo de carne esclavizada
sin derechos, sin honra, sin amor y sin nada.
Y entonces, entre el asco de toda la mentira
de toda la cruel befa del mundo, sintió ira,
ira trágica y noble de león provocado
que se ha dormido libre y despierta enjaulado,
y oyó que de él reían como de simple y bobo
de él, que igual que un hombre estrangulaba un lobo¡
y ya no pudo más un día se alzó contra el tirano
y le arrancó la vida, con su plebeya mano
se hizo justicia el siervo, todos enmudecieron
ante el soberbio triunfo y estupefactos vieron
como el pastor hirsuto, !la brava bestia humana
con su mujer en brazos se marchó a la montaña¡

!Oh Manelick, oh plebe que vives sin conciencia
tu vida oprobiosa, que arrastras tu existencia
dócil al yugo innoble, que adormeces tu alma
de hierro en el marasmo de ignominiosa calma.
!Oh carne santa y pura del pueblo, carne abierta
por el golpe del látigo infamador¡ !Despierta¡
cuando entre la impudicia de los hombres te sientas
cuando en tu pecho el odio desate sus tormentas,
cuando todos te nieguen y te insulte el orgullo,
!levántate y exige que te den lo que es tuyo¡

Si sientes la injusticia desgarrándote el pecho,
si te estrujan la vida, si te infaman el lecho,
si te pagan la honra con mezquino mendrugo
no envilezcas de miedo soportando al verdugo.
No lamas como un perro la mano que te ata.
!haz pedazos los grillos y si te asedian, Mata¡
Que la soberbia aleve halle tu brazo alerta,
a veces es justicia que la sangre se vierta.
No temas nada y Hiere, porque Dios es tu amigo
y por tu brazo a veces desciende su castigo.

!oh Manelick, Oh plebe que vives en la altura¡
Ven a la tierra baja, desciende a la llanura,
y cuando aquí te arranquen en miserable robo
tu ilusión, !que tus manos estrangulen al lobo¡
! que fulmine el rayo que vibra en tus entrañas
y después con lo tuyo, Regresa a tus montañas¡

Tengo en el Fondo del alma.

Tengo en el fondo del alma
un mal secreto de amores
que no me deja vivir;
ya no quiero pensar ni sentir!
Es ansia de paz y olvido
de placer grande y profundo
en brazos del ser querido
para abstraerme del mundo.
¡ya no quiero recordar ni sentir!
Tengo en el fondo del alma
un mal secreto de amores
que no me deja vivir!
Quiero besos muchos besos,
besos dulces como esos
!que me daba no se quien¡
Besos que me causaban embelesos
y eran infierno también.
Solo se que era muy bella
y muy cruel
y que tenía los labios
!dulces como la miel!
y tan rojos
!como el más rojo clavel¡
Cual una flor engañosa del amor
los evoco con dolor
y no los puedo olvidar,
!ya no quiero recordar ni sentir¡
Tengo en el fondo del alma
un mal secreto de amores
!que no me deja vivir¡

Mi pobre carne doliente
carne ardiente
de sensual adorador,
está impregnada, impregnada
del perfume de la amada;
y siento constantemente
en mi cuerpo, en el ambiente
su extraño olor a pecado
vivo trastornado por su olor
ese olor me va a matar¡
!ya no lo quiero sentir¡
Tengo en el fondo del alma
un mal secreto de amores
que no me deja vivir!

De sus ojos la negrura
cuando está la noche oscura
en la densa espesura veo brillar;
!Ojos que sabeis decir
toda la ciencia de amar¡
ahorradme vuestro mirar
ya no puedo resistir...
Tengo en el fondo del alma
un mal secreto de amores
que no me deja vivir.

Y si la vida es tortura
y es locura,
quiero agrandarme la herida
para escapar de la vida;
!sí¡ en los lazos de tus brazos
prisionero quiero estar
para gozar y sentir,
amar y volver a amar¡
!amar y amando morir¡
Tengo en el fondo del alma
un mal secreto de amores
!que no me deja vivir¡

Busca En Todas Las Cosas. de Enrique Gonzalez Martinez

Busca en todas las cosas un alma y un sentido
oculto; no te ciñas a la apariencia vana;
husmea, sigue el rastro de la verdad arcana,
escudriñante el ojo y aguzado el oído.

Ama todo lo grácil de la vida, la calma
de la flor que se mece, el color, el paisaje.
Ya sabrás poco a poco descifrar su lenguaje…
¡Oh divino coloquio de las cosas y el alma!

Hay en todos los seres una blanda sonrisa,
un dolor inefable o un misterio sombrío.
¿Sabes tú si son lágrimas las gotas de rocío?
¿Sabes tú qué secreto va contando la brisa?

Atan hebras sutiles a las cosas distantes;
al acento lejano corresponde otro acento.
¿Sabes tú donde lleva los suspiros el viento?
¿Sabes tú si son almas las estrellas errantes?

No desdeñes al pájaro de argentina garganta
que se queja en la tarde, que salmodia a la aurora.
Es un alma que canta y es un alma que llora…
¡Y sabrá por qué llora, y sabrá por qué canta!

Busca en todas las cosas el oculto sentido;
lo hallarás cuando logres comprender su lenguaje;
cuando sientas el alma colosal del paisaje
y los ayes lanzados por el árbol herido…

Poema A La Que Va Conmigo de Enrique Gonzalez Martinez

Iremos por la vida como dos pajarillos
que van en pos de rubias espigas, y hablaremos
de sutiles encantos y de goces supremos,
con ingenuas palabras y diálogos sencillos.

Cambiaremos sonrisas con la hermana violeta
que atisba tras la verde y oscura celosía,
y aplaudiremos ambos la célica armonía
del amigo sinsonte que es músico y poeta.

Daremos a las nubes que circundan los flancos
de las altas montañas nuestro saludo atento,
y veremos cuál corren al impulso del viento
como un tropel medroso de corderillos blancos.

Oiremos cómo el bosque se puebla de rumores,
de misteriosos cantos y de voces extrañas;
y veremos como tejen las pacientes arañas
sus telas impalpables con los siete colores.

Iremos por la vida confundidos en ella,
sin nada que conturbe la silenciosa calma,
y el alma de las cosas será nuestra propia alma,
y nuestro propio salmo el salmo de la estrella.

Y un día, cuando el ojo penetrante e inquieto
sepa mirar muy hondo, y el anhelante oído
sepa escuchar las voces de los desconocido,
se abrirá a nuestras almas el profundo secreto.

Como hermana y hermano. Biografía. Enrique Gonzalez Martínez

Enrique González Martínez (Guadalajara, Jalisco, México; 13 de abril de 1871 - México D.F.; 19 de febrero de 1952), poeta y diplomático mexicano, uno de los "siete dioses mayores de la lírica mexicana", en palabras del crítico Pedro Henríquez Ureña. Fue miembro de la generación del Ateneo de la Juventud y miembro fundador de El Colegio Nacional. Fue padre del poeta Enrique González Rojo y abuelo de la poetisa Ana Rosa González Matute, el escritor Salvador Elizondo es su sobrino nieto.En el año de 1893 se recibe de médico en la misma ciudad, en donde también publica algunos versos en revistas y periódicos. Al poco tiempo de recibirse fue nombrado profesor adjunto de fisiología en la Escuela de Medicina. Tras dos años de práctica profesional abandona su ciudad natal para dirigirse a Culiacán, Sinaloa. En 1903 aparece su primer libro Preludios.Con su tercer libro, Silenter, es recibido como miembro de la Academia Mexicana, pasando a radicar a la ciudad de México donde ingresa al Ateneo de la juventud del que llega a ser presidente (1912), funda la revista literaria Argos (1912) y se coloca como editorialista del diario El Imparcial.[1profesor de Literatura Francesa en la Escuela de Altos Estudios, jefe de clases de Literatura y Gramática, y profesor de Literatura Mexicana en la Escuela Nacional Preparatoria en el Distrito Federal. En 1917 al lado de otros grandes Literatos como Ramón López Velarde y Efrén Rebolledo dirige la revista Pegaso. Al ingresar al Servicio Exterior Mexicano en 1920 ocupó el puesto de ministro plenipotenciario de México en Chile, Argentina, España y Portugal entre los años 1920 y 1931, regresando después a México. Fue miembro del Liceo Altamirano. En 1944 recibió el Premio Nacional de Literatura "Ávila Camacho" y se publican sus Poesías Completas:

Sus poemas tienen gran distinción lingüística, profundidad filosófica y elegante sobriedad. Algunos de los más célebres son "A la que va conmigo", "Cuando sepas hallar una sonrisa", "Eran dos hermanas", "Busca en todas las cosas", "El sembrador de estrellas", "¿Te acuerdas de la tarde?", "Y pienso que la vida", "Por que ya mis tristezas", el ya citado "Tuércele el cuello al cisne" y "Yo voy alegremente" entre otros. Como traductor destaca la antología Jardines de Francia (México, 1915), que contiene versiones exactas de Maurice Maeterlinck, Verhaeren, Rodembach, Francis Jammes y otros.
A partir de la liberación de los datos de la Fundación Nobel,[3] de los nombres de las personas nominadas al Premio Nobel de Literatura dentro de los años comprendidos ente 1901 y 1950, se ha hecho público que el poeta Enrique González Martínez, estuvo nominado al citado galardón en el año de 1949, postulado por el también intelectual Antonio Castro Leal. Sin embargo, como es sabido, en dicho año el Premio Nobel de Literatura le fue otorgado al estadounidense William Faulkner. Enrique González Martínez falleció en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1952, fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres.

"COMO HERMANA Y HERMANO"

Como hermana y hermano
vamos los dos cogidos de la mano...

En la quietud de la pradera hay una
blanca y radiosa claridad de luna,
y el paisaje nocturno es tan risueño
que con ser realidad parece sueño.
De pronto, en un recodo del camino,
oímos un cantar... parece el trino
de un ave nunca oída
un canto de otro mundo y de otra vida...
¿Oyes? -me dices- y a mi rostro juntas
tus pupilas preñadas de preguntas.
la dulce calma de la noche es tanta
que se escuchan latir los corazones.
Yo te digo: no temas, hay canciones
que no sabremos nunca quién las canta.

Como hermana y hermano
vamos los dos cogidos de la mano...

Besado por el soplo de la brisa,
el estanque cercano se divisa...
Bañándose en las ondas hay un astro;
un cisne alarga el cuello lentamente
como blanca serpiente
que saliera de un huevo de alabastro...
Mientras miras el agua silenciosa,
como un vuelo fugaz de mariposa
sientes sobre la nuca el cosquilleo,
la pasajera onda de un deseo,
el espasmo sutil, el calor-frío,
de un beso ardiente, cual si fuera mío...
Alzas a mí tu rostro amedrentado
y trémula murmuras: ¿me has besado?...
Tu breve mano oprime
mi mano; y yo a tu oído: ¿sabes?, esos
besos nunca sabrás quién los imprime...
Acaso, ni siquiera si son besos...

Como hermana y hermano
vamos los dos cogidos de la mano...

En un desfalleciente desvarío,
tu rostro apoyas en el pecho mío,
y sientes resbalar sobre tu frente
una lágrima ardiente...
Me clavas tus pupilas soñadoras
y tiernamente me preguntas: ¿lloras?
Secos están mis ojos... Hasta el fondo
puedes mirar en ellos... Pero advierte
que hay lágrimas nocturnas - te respondo-
que no sabremos nunca quién las vierte.

Como hermana y hermano
vamos los dos cogidos de la mano...
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Llama eterna

¿Qué brilla en tu mirar que el alma enciende
en la célica luz de un sol perdido?
¿Por qué en tu voz de tórtola mi oído
todo lo capta y todo lo comprende?

¿Qué místico mensaje se desprende
de tu silencio al corazón herido?
¿Qué efluvio de un instante ya vivido
en tu ritmo de gracia me sorprende?

Ausentes fuimos, pero nunca extraños.
Yo te debí de amar hace mil años
y agobiarte de idénticas preguntas.

Ayer perdida y recobrada ahora,
tras nueva ausencia y en lejana aurora
han de besarse nuestras almas juntas
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Busca en todas las cosas
un alma y un sentido...

Busca en todas las cosas un alma y un sentido
oculto; no te ciñas a la apariencia vana;
husmea, sigue el rastro de la verdad arcana,
escudriñante el ojo y aguzado el oído.

No seas como el necio, que al mirar la virgínea
imperfección del mármol que la arcilla aprisiona,
queda sordo a la entraña de la piedra, que entona
en recóndito ritmo la canción de la línea.

Ama todo lo grácil de la vida, la calma
de la flor que se mece, el color, el paisaje.
Ya sabrás poco a poco descifrar su lenguaje...
¡Oh divino coloquio de las cosas y el alma!

Hay en todos los seres una blanda sonrisa,
un dolor inefable o un misterio sombrío.
¿Sabes tú si son lágrimas las gotas de rocío?
¿Sabes tú qué secreto va contando la brisa?

Atan hebras sutiles a las cosas distantes;
al acento lejano corresponde otro acento.
¿Sabes tú donde lleva los suspiros el viento?
¿Sabes tú si son almas las estrellas errantes?

No desdeñes al pájaro de argentina garganta
que se queja en la tarde, que salmodia a la aurora.
Es un alma que canta y es un alma que llora...
¡Y sabrá por qué llora, y sabrá por qué canta!

Busca en todas las cosas el oculto sentido;
lo hallarás cuando logres comprender su lenguaje;
cuando sientas el alma colosal del paisaje
y los ayes lanzados por el árbol herido..
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Cuando sepas hallar una sonrisa...

Cuando sepas hallar una sonrisa
en la gota sutil que se rezuma
de las porosas piedras, en la bruma,
en el sol, en el ave y en la brisa;

cuando nada a tus ojos quede inerte,
ni informe, ni incoloro, ni lejano,
y penetres la vida y el arcano
del silencio, las sombras y la muerte;

cuando tiendas la vista a los diversos
rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio
sea como potente microscopio
que va hallando invisibles universos,

entonces en las flamas de la hoguera
de un amor infinito y sobrehumano,
como el santo de Asís, dirás hermano
al árbol, al celaje y a la fiera.

Sentirás en la inmensa muchedumbre
de seres y de cosas tu ser mismo;
serás todo pavor con el abismo
y serás todo orgullo con la cumbre.

Sacudirá tu amor el polvo infecto
que macula el blancor de la azucena,
bendecirás las márgenes de arena
y adorarás el vuelo del insecto;

y besarás el garfio del espino
y el sedeño ropaje de las dalias...
y quitarás piadoso tus sandalias
por no herir a las piedras del camino
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