domingo, 21 de febrero de 2010

MABEL . Alfredo Tamayo Marín

Cuando la vi pasar hermosa y bella
en la augusta opulencia de sus gracias
¿Quién es esa mujer? dije a un amigo
¿Quién es esa mujer que así me encanta?
Es Mabel- contestome sonriente
es una mujercita delicada
un sueño de amores, adorable,
pero no tiene corazón ni tiene alma.

Así la verás siempre por el mundo
alegre, satisfecha, enamorada,
siempre libre de penas y dolores
y riendo con sonoras carcajadas.
Donde quiera que está, huyen las penas
y en placeres y amor, nadie la iguala,
pero Mabel por más que es adorable
!no tiene corazón ni tiene alma¡

Recordando las frases del amigo
ante aquella mujer así juzgada,
al verla tan gentil y tan hermosa
al punto comprendí, que se engañaba.
No puedo concebir que una creatura
en cuyos ojos duermen las nostalgias
no tuviera una luz en el espíritu
para alumbrar queridas añoranzas.

Y una fiesta de locos desenfrenos
lograron mis pupilas contemplarla,
una noche de amores y de orgías
entre besos mojados de champaña.
Cuando Mabel saltando como loca
estruendosa reía a carcajadas,
mirándola a los ojos fijamente
y tocando mi cara con su cara...
Dí a mi labio un acento de ternura
procurando inspirarle confianza
y le dije con voz de enamorado:
!Mabel, me dicen que no tienes alma¡
Inclinó la cabeza pensativa
poco a poco le ví ponerse pálida
a medida que fueron penetrando
en su oído, punzantes mis palabras.
Y la luz fulgurante de su espíritu
la que alumbra placeres y añoranza
asomó por sus ojos, !cayendo en la copa
convertida en mil lágrimas¡
"Ves como río, canto y alboroto
como procuro amortiguar mis ansias
entregándome a todas las pasiones
con fiebre de mujer enamorada?
Pues bien, todo es mentira. De mis besos
solo el rumor se siente, mas se apaga
como la débil nota de un suspiro
perdida entre las calles solitarias.
Estos besos que nunca de mis labios
traidoramente hacia dentro pasan
pues si alguno se interna en mi pecho
!hay una fuerza oculta que los mata¡
Mis risas son las muecas del destino
que me obligan a reir a carcajadas,
más, te juro que llevo muchas sombras
!muchos dolores muy dentro de mi alma¡
En medio de las fiestas bacanales
en que causan placer mis carcajadas,
siempre surge del mar de mis recuerdos
la dulce Mabel !la que fuí en mi infancia¡
Evoco los instantes de ternura
de mi casita pobre pero honrada,
que se yergue a la orilla del arroyo
en la extensa planicie americana.
Evoco las caricias maternales
de aquella que fué mártir y fué santa
!Mi Madre¡ la que duerme para siempre
entre flores, al pié de la montaña.
Y entonces grito con furor salvaje
y todos se conmueven con mis gracias
!reina del amor, de orgías y placeres
con emoción los hombres me proclaman¡

Y gozan con el fuego de mis besos
que son martirios en mi carne helada,
pero tú que despiertas mis recuerdos
ahora ya sabes... !que yo tengo alma¡
yo tengo corazón y por tenerlo
!bebo el vino mezclado con mis lágrimas¡

Cuando la ví pasar hermosa y bella
en la augusta opulencia de sus gracias
¿tú ves a esa mujer? dije a mi amigo,
¿tú ves a esa mujer que así me encanta?
Es Mabel, la que triste y soñadora
ahoga su dolor en carcajadas
mas yo sé, que su vida es un poema,
!y que es toda corazón y es toda alma¡

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