domingo, 21 de marzo de 2010

Poemas Carta de Navidad y Navidad Trágica de Mario Ancona Ponce




Carta de Navidad.
Santa Claus no te escribía
porque siempre que empezaba
yo pensaba, yo creía,
que no había cosa alguna
que tuviera que pedir.

Pero al paso de los años
he sabido de tristezas,
he tenido desengaños
y si el niño siempre es hombre
no te extrañe, no te asombre
que en futuras nochebuenas
te vuelva siempre a escribir.

Santa Claus amigo mío
yo tambien quiero un juguete,
un juguete muy bonito
que palpita con el ritmo
de un pequeño relojito,
y que guarda en sus entrañas
los secretos del querer.

Lo he buscado inutilmente
en las cosas de la vida
y ni el mundo, ni la gente
cuando triste les pregunto
me han sabido responder.
Y por eso te lo pido
porque tal vez en el cielo
Tú lo encuentres escondido
y para esta nochebuena
me lo puedas Tú traer.

El antiguo que tenía
ya esta viejo,ya esta roto,
pues los años y la vida
lo acabaron sin piedad.
Ya no ríe, ya no canta
porque es tanta su tristeza
y su amargura ya es tanta,
que se encuentra saturado
de rencor y de maldad.
Solo sangra solo llora
y entre lágrimas amargas
sin quererlo, solo implora
un amor, por caridad.

Santa Claus amigo mío
te suplico que me traigas
el juguete que te pido,
que me traigas uno nuevo
y te lleves el vencido
para dárselo al olvido.
En tí espero, en tí confío
porque ya siento en el alma
las crueldades del hastío
que dejara en nuestras vidas
¡la fatal desilusión!

Lée la súplica escrita
de mi vida hecha de pena
y para esta nochebuena
¡regálame, un corazón!
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Navidad Trágica. Mario Ancona Ponce

Gloria a Dios en las alturas
haya paz sobre la tierra
para todas las criaturas
de una santa voluntad.

Se han cumplido milagrosas
las antiguas profesías.
Ha nacido el gran mesías
y en el mundo se celebra,
¡la primera Navidad!
Al anuncio del arcángel,
los gentiles y pastores,
y los Tres Reyes del Oriente,
se encaminan presurosos
a la aldea de Belén,
y ante el mísero pesebre
del señor de los señores
se arrodillan reverentes
y le ofrendan las primicias
de su amor y su esperanza,
entre santas oblaciones,
entre cantos de alabanza,
y musitan tiernamente
su ferviente Parabién.

Navidad hecha con paz…
Navidad hecha con salmos…
y con santas oblaciones
y benditas oraciones
con angélico fervor….
Navidad hecha con rezos,
Con ofrendas, con Amor.

Veinte siglos han pasado...

Ya las viejas tradiciones
sin querer se han transformado,
de crisálidas pequeñas
en pintadas mariposas,
ya en la mente se confunden
las ideas y las cosas.

Y en la senda pintoresca
de ignominia y de pecado,
ya sus huellas ha estampado
esa inmensa caravana
que se llama... Humanidad.

Y ya es tanto el egoísmo
tanta envidia y tanto oprobio,
tanto orgullo y perdición,
Que no basta con que el hombre
luche al fin contra sí mismo…
Hay que matar al hermano
hay que matar al amigo,
y el culpable es el tirano
sanguinario y enemigo
que los lleva de la mano
como víctimas sufridas
Inmoladas en el Ara
de una trágica obsesión.

Ya no hay paz sobre la tierra,
ya no cantan los pastores,
ya no vienen los gentiles
al Señor de los Señores;
Ya no vienen como antaño
los Tres Reyes del Oriente
a postrarse reverentes
ante el mísero pesebre
de la Aldea de Belén.

Ya no hay paz sobre la tierra...
¡Sólo hay llanto, Sólo hay sangre!
¡Sólo hay muerte, Sólo hay guerra!

Y en la escena de tragedia
que se vive en el proscenio
de una triste realidad,
hay un algo de tristeza,
¡Qué distinta navidad!

Navidad, hecha con llanto,
Navidad, hecha con fuego,
Con agudas bayonetas
y rugidos de cañones
y cadáveres inertes.
¡Navidad hecha con Muertes!

¡Oh Jesús! Tú que viniste
para darnos con tu sangre
la añorada redención.
De esos hombres que se matan
de esos hombres que se mueren
¡Ten piedad, ten compasión!

Compadécete Maestro
de la madre del soldado,
de la esposa que solloza
con un huérfano a su lado.
Del anciano silencioso
que la escarcha de los años
ha cubierto sus cabellos.
De la anciana pesarosa
que de tanto que ha llorado
ya no tienen sus miradas
esplendores ni destellos.
De aquel pobre mutilado,
de aquel cuerpo que en el campo
yace todo ensangrentado.

¡Compadécete Maestro
de esta pobre Humanidad!

Compadécete Maestro
Y has que venga como antaño
La alegría y el recuerdo
que dejara en otras almas
¡ La primera Navidad !

Que haya paz sobre la tierra,
que te canten los pastores,
que regresen los gentiles
al Señor de los Señores;
Que regresen nuevamente
los tres Reyes del Oriente
a postrarse Reverentes
ante el mísero pesebre
de la aldea de Belén.

¡ Que haya paz sobre la Tierra !

¡No mas llanto, No mas sangre!
¡No mas muerte, No mas guerra!

3 comentarios:

  1. Hermosas poesías... tiene mucho tiempo que estaba buscando al autor de Carta de Navidad... Fue una sorpresa y orgullo que haya sido un Yucateco.

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  2. Si, mi padre Mario Ancona Ponce... Uno de mis más grandes amores.
    Soy su hija Ana María Ancona Teigell.

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  3. Ojalá pudiera enviarme más poesías de su padre, para publicar aquí. muchos saludos. maep_yuc@msn.com Miguel espinosa

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