domingo, 14 de marzo de 2010

Cobarde. J:M: Blanco Belmonte

Raudo el buque navega, en la toldilla
fuma impaciente el capitán negrero,
por la abierta escotilla
sube el murmullo ronco y plañidero
que el sollozo semeja
de mil bestias humanas;
es el ébano vivo que se queja
al dejar las llanuras africanas.
Y mientras gime abajo el cargamento
a merced de las olas y del viento
navega el barco por la mar bravía
-que nos relate el capitán un cuento¡-
pide a voces la audáz marinería.
¿Una historia pedís? !ahí vá la mía¡
el negrero exclamó, si por mi alarde
de arrojo temerario habeis creído
que cual valiente soy, valiente he sido
! grande fue vuestro error¡ ! yo fuí un cobarde¡
Yo fuí un cobarde, si, porque yo amaba
con la ternura de la edad primera
a una mujer que infame me engañaba;
y la amaba frenético, la amaba
como ama a sus cachorros la pantera.
No se si su adulterio o mi cariño
la hicieron concebir un tierno niño,
más se que entre la madre y el hijuelo
tanta dicha gocé, tanta ventura
que a deciros verdad se me figura
que casi comprendía lo que era el Cielo.
Breves fueron mis cándidos amores
breve mi dicha fué, breve mi calma,
que, al saber la traición de los traidores
sentía del infierno los horrores
dentro del corazón, !dentro del alma¡
A mi rival deshice a machetazos
y antes de herir a la que impía
rompío del amor los benditos lazos,
el arma se detuvo, pues en los brazos
de la mujer culpable, sonreía
el pequeñuelo débil e inocente.
No quise manchar su tersa frente
y de pueril ternura haciendo alarde
por no dejar sin madre al pequeñuelo,
dejé rodar el arma por el suelo
y a la infiel perdoné !como un cobarde¡

1 comentario:

  1. Estas son fuertes palabras que mucha gente hoy en día preferirían no mencionar. El echó de que este poema habla de un barco cargado de esclavos originado en África, nos haría levantar la ceja al continuar leyendo.

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