sábado, 27 de marzo de 2010

El abuelo que se fue. A Don Pedro Espinosa Fuentelzas. Ramón Triay

Hoy, se despidió el abuelo, hoy partió hacia donde el tiempo
no tiene tiempo ni medida, pero ha dejado un caudal de
sentimientos. Hoy pude ver en los ojos tiernos de los
nietos el dolor de haber perdido a ese capitán de puerto,
que supo ser el amigo sabio en todo momento.
Por él los chicos supieron conocer esos secretos de
un tablero de ajedrez; por él supimos que el mundo
se vive mejor si el sentido de humor forma parte
de nuestras vidas.
El abuelo se marchó dejando atrás todo un mundo, un
mundo de amor fecundo; Cada paso de su vida fue más
que el mejor intento de evitar sufrimiento a su familia
querida, dio de sí en cada momento, su alegre temperamento y
el sentimiento que contagiaba al amigo y endulzaba el pensamiento.
Hoy se ha marchado el abuelo al mejor lugar del mundo. Se ha
adelantado a preparar el lugar donde lo hemos de encontrar
cuando nos llegue el momento. Por eso no hay que llorar
al viejo que hoy se ha ido, pues su amor ha quedado entre
nosotros y el grato sabor de todo lo bueno que
quiso darnos.
Sin embargo de algún modo nos queda
el sabor amargo, porque hoy el viejo se ha ido.
Mayo de 1996. Mérida, Yucatán. Ramón Triay Pedrero

No hay comentarios:

Publicar un comentario