lunes, 15 de marzo de 2010

Idilio de los Volcanes. José Santos Chocano

JOSÉ SANTOS CHOCANO
(1875-1934)

Nació en Lima, Perú. Fue gran defensor del americanismo, revolucionario ardiente, protector de los indios y opositor del imperialismo estadounidense. Tras muchas detenciones, fue asesinado en Chile.

Cantó a su América con exuberante lirismo y con las nuevas técnicas poéticas, en particular modernistas, aunque ensayó nuevos ritmos y formas. También tiene poemas íntimos que no tienen nada que ver con su ideología política y social.

....

A pesar de las tempranas innovaciones de González Prada — versos pulidos en talleres cosmopolitas, con facetas del Parnaso, con luces del simbolismo, con técnicas polirrítmicas — , el Perú acogió el modernismo muy tarde. Pero los dos nombres que ofrece son de importancia: Chocano y Eguren. El viento se ha llevado casi toda la obra de José Santos Chocano (Perú, 1875—1934) porque tenía la elocuencia de las palabras declamadas en la plaza pública. Estaba más cerca de Díaz Mirón que de Rubén Darío; y si se lo agrupa con Darío y otros modernistas es porque era un visual que había aprendido a pintar lo que veía con el lenguaje parnasiano. Lo que vio, sin embargo, fue diferente de la realidad de los modernistas. Chocano se dedicaba a cantar los exteriores de América: naturaleza, leyendas y episodios históricos, relatos con indios, temas de la acción política. Se puso a la cabeza del movimiento modernista en el Perú. Tenía, para ello, la egolatría de un caudillo y un verbo torrencial. Además, su dominio de las técnicas nuevas del verso servía en el fondo a temas fáciles y populares. Un poeta de la élite, pero en la calle. Es natural que lo ap1audieran. Sus libros más famosos — Alma América, poemas indo-españoles, 1906, y Fiat Lux, 1908 — fueron expresión de lo objetivo, nacionalista de la poesía de esos años.

EL IDILIO DE LOS VOLCANES

El Ixtlacíhuatl traza la figura yacente
de una mujer dormida bajo el Sol.
El Popocatépetl flamea en los siglos
como una apocalíptica visión;
y estos dos volcanes solemnes
tienen una historia de amor,
digna de ser cantada en las compilaciones
de una extraordinaria canción.

Ixtacíhuatl --hace miles de años--
fue la princesa más parecida a una flor,
que en la tribu de los viejos caciques
del más gentil capitán se enamoró.
El padre augustamente abrió los labios
y díjole al capitán seductor
que si tornaba un día con la cabeza
del cacique enemigo clavada en su lanzón,
encontraría preparados, a un tiempo mismo,
el festín de su triunfo y el lecho de su amor.

Y Popocatépetl fuese a la guerra
con esta esperanza en el corazón:
domó las rebeldías de las selvas obstinadas,
el motín de los riscos contra su paso vencedor,
la osadía despeñada de los torrentes,
la acechanza de los pantanos en traición;
y contra cientos y cientos de soldados,
por años gallardamente combatió.

Al fin tornó a tribu (y la cabeza
del cacique enemigo sangraba en su lanzón).
Halló el festín del triunfo preparado,
pero no así el lecho de su amor;
en vez de lecho encontró el túmulo
en que su novia, dormida bajo el Sol,
esperaba en su frente el beso póstumo
de la boca que nunca en la vida besó.

Y Popocatépetl quebró en sus rodillas
el haz de flechas; y, en una solo voz,
conjuró la sombra de sus antepasados
contra la crueldad de su impasible Dios.
Era la vida suya, muy suya,
porque contra la muerte ganó:
tenía el triunfo, la riqueza, el poderío,
pero no tenía el amor...

Entonces hizo que veinte mil esclavos
alzaran un gran túmulo ante el Sol
amontonó diez cumbres
en una escalinata como alucinación;
tomó en sus brazos a la mujer amada,
y el mismo sobre el túmulo la colocó;
luego, encendió una antorcha, y, para siempre,
quedóse en pie alumbrando el sarcófago de su dolor.

Duerme en paz, Ixtacíhuatl nunca los tiempos
borrarán los perfiles de tu expresión.
Vela en paz. Popocatépetl: nunca los huracanes
apagarán tu antorcha, eterna como el amor...
--------------------------------

"TRÍPTICO CRIOLLO"

I. El charro


Viste de seda: alhajas de gran tono;
pechera en que el encaje hace una ola,
y bajo el cinto, un mango de pistola,
que él aprieta entre el puño de su encono.

Piramidal sombrero, esbelto cono,
es distintivo en su figura sola,
que en el bridón de enjaezada cola
no cambiara su silla por un trono.

Siéntase a firme; el látigo chasquea;
restriega el bruto su chispeante callo,
y vigorosamente se pasea...

Dúdase al ver la olímpica figura
si es el triunfo de un hombre en su caballo
o si es la animación de una escultura.


II. El llanero

En su tostada faz algo hay sombrío:
tal vez la sensación de lo lejano,
ya que ve dilatarse el océano
de la verdura al pie de su bohío.

El encuadra al redor su sembradío
y acaricia la tierra con su mano.
Enfrena un potro en la mitad de un llano
o a nado se echa en la mitad de un río.

El, con un golpe, desjarreta un toro;
entra con su machete en el boscaje
y en el amor con su cantar sonoro,
porque el amor de la mujer ingrata
brilla sobre su espíritu salvaje
como un iris sobre una catarata...


III. El gaucho

Es la Pampa hecha hombre: es un pedazo
de brava tierra sobre el sol tendida.
Ya a indómito corcel pone la brida,
ya lacea una res: él es el brazo.

Y al son de la guitarra, en el regazo
de su "prenda", quejoso de la vida,
desenvuelve con voz adolorida
una canción como si fuera un lazo...

Cuadro es la Pampa en que el afán se encierra
del gaucho, erguido en actitud briosa,
sobre ese gran cansancio de la tierra.

porque el bostezo de la Pampa verde
es como una fatiga que reposa
o es como una esperanza que se pierde...
------------------------------

"LA MAGNOLIA"

En el bosque, de aromas y de músicas lleno,
la magnolia florece delicada y ligera,
cual vellón que en las zarpas enredado estuviera,
o cual copo de espuma sobre lago sereno.

Es un ánfora digna de un artífice heleno,
un marm6reo prodigio de la Clásica Era:
y destaca su fina redondez a manera
de una dama que luce descotado su seno.

No se sabe si es perla, ni se sabe si es llanto.
Hay entre ella y la luna cierta historia de encanto,
en la que una paloma pierde acaso la vida:

porque es pura y es blanca y es graciosa y es leve,
como un rayo de luna que se cuaja en la nieve,
o como una paloma que se queda dormida.
--------------------------------

NOSTALGIA

Hace ya diez años
que recorro el mundo.
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!

Quien vive de prisa no vive de veras:
quien no hecha raíces no puede dar fruto.

Ser río que corre, ser nube que pasa,
sin dejar recuerdos ni rastro ninguno,
es triste, y más triste para el que se siente
nube en lo elevado, río en lo profundo.

Quisiera ser árbol, mejor que ser ave,
quisiera ser leño, mejor que ser humo,
y al viaje que cansa
prefiero el terruño:
la ciudad nativa con sus campanarios,
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas
tampoco quisieran separarse mucho...
Estoy en la orilla
de un sendero abrupto.
Miro la serpiente de la carretera
que en cada montaña da vueltas a un nudo;
y entonces comprendo que el camino es largo,
que el terreno es brusco,
que la cuesta es ardua,
que el paisaje mustio...

¡Señor!, ya me canso de viajar, ya siento
nostalgia, ya ansío descansar muy junto
de los míos... Todos rodearán mi asiento
para que diga mis penas y triunfos;
y yo, a la manera del que recorriera
un álbum de cromos, contaré con gusto
las mil y una noches de mis aventuras
y acabaré con esta frase de infortunio:

-¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho!

No hay comentarios:

Publicar un comentario