sábado, 20 de marzo de 2010

Parábola del Resucitado.

Jesús entre las sombras vagaba solitario
bajo sus vestiduras, albas como un sudario,
y viendo en lontananza las torres de una bella
ciudad, los lentos pasos enderezó hacia ella;
y cuando estuvo cerca llegaron a sus oídos
clamores de alborozo , cantos báquicos, ruidos
de copas que se chocan y ecos de serenata;
vió un palacio dórico con ferias columnatas
de mármol y las puertas orladas de olorosas
guirnaldas y festones de nardos y de rosas.

Jesús entró al palacio de mármol y en la sala
solemne del banquete, sobre un lecho de gala
y en medio de hetairas y momios y poetas
vió a un jóven, coronadas las sienes de violetas;
el Galileo con dulce y congojado
acento ¿Porqué? le dijo ¿vives en el pecado?
y el mancebo repuso "Señor, yo era un leproso
y me tornaste limpio como en la edad primera,
¿porqué, joven y fuerte, vivir de otra manera?

Jesús se alejó entonces de la mansión florida
y en medio de la calle vió a una mujer vestida
de púrpura, el cabello sujeto con cintillas
y con ajoncas de oro en los tobillos.
Tras ella iba un patricio y ardía en su mirada
de sátiro, el deseo con loca llamarada.
¿Porqué? dijo el rabino ¿la miras de ese modo?
¿no sabes que la carne solo es tristeza y lodo?
el hombre responió: Señor yo estaba ciego
vivía en las tinieblas, más Tú que oyes el ruego
de sordos y de mudos de mancos y de cojos
con mano compasiva la luz diste a mis ojos
y ¿qué quieres? oh Maestro¡ que yo haga con la vista?

Y a la mujer liviana se acercó al Rabino
y preguntó: ¿ignoras que existe otro camino
que el del pecado? y ella repuso con la boca
fragante y cerecina llena de risa loca:
Señor¡ tu me absolviste de todos mis errores¡
y en el camino que ando !mis pies van sobre flores¡

Jesús se alejó entonces de la Ciudad impura
y lejos de sus puertas, en la árida llanura,
vió a un hombre que lloraba con hondo abatimiento;
¿Porqué lloras? le dijo con amoroso acento
¿porqué corren tus lágrimas salobres como el más?
Yo estaba,Señor,entre los muertos clamó con voz dolida
el joven, !y tu verbo me devolvió la vida¡
Y ¿ Para qué es la vida si no para llorar?

5 comentarios:

  1. Gracias por subir este poema , alguna vez lo habia leido en un pequeno libro y lo perdi y desde hace tiempo lo queria encontrar pero hasta ahora no lo habia conseguido, pues este es el unico link en donde lo encontre

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  2. GRACIAS... GRACIAS... GRACIAS!!! HAZ DADO ALEGRÍA A MI CORAZÓN... GRACIAS!!!

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  3. EL GRAN OSCAR WILDE UN MAESTRO DE LA LITERATURA...

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  4. Como el amigo del primer comentario, por años estuve buscando este poema que hube leído en mi adolescencia y que, verdaderamente, dejó en mi alma la sensación de una realidad de la cual es muy dificil sustraerse: La inclinación natural del hombre a la laxitud y el desenfreno. Es una joya egregia de este gran dramaturgo y poeta irlandés, insustituible e inolvidable como fué Oscar Wilde.

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  5. MIL Y MIL GRACIAS POR PUBLICAR ESTE HERMOSO POEMA LO ESTABA BUSCANDO DESDE HACE AÑOS. EN MI EPOCA DE JUVENTUD LO DECLAME Y GANE UN CONCURSO DE POESIA EN EL COLEGIO. QUISIERA SABER SI ES MAS EXTENSO O NO GRACIAS

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